Los árbitros están en pierde

Por Daniel Peredo

Somos campeones en algo: reclamando. El llanto se convirtió en deporte nacional. Se quejan todos. Dirigentes, técnicos y futbolistas no se atreven a reconocer lo que les corresponde y prefieren culpar solo al árbitro. El descrédito de los jueces es la excusa perfecta. Cualquier adversidad sirve para llorar. Como si protestando el rendimiento arbitral fuera a superarse.

Todos debemos cumplir el papel que nos toca y no responsabilizar al otro. Nadie discute que hay fallos que te despojan de un gol o te privan de un penal. Sanciones diferentes para una misma situación o jugada, criterios que no se entienden en el reparto de tarjetas. Lo que no suma es que de inmediato caen las lágrimas con olor a injusticia y allí estamos los periodistas para colaborar, tener listo el micrófono y compartir el llanto. No es la forma de mejorar. Por el contrario: se carga el ambiente con una sensación desagradable.

No defendemos a los árbitros. Su nivel es deficiente y deben asumir sus facturas. Están mal preparados técnica, física y mentalmente. Es imposible que en tiempos donde el fútbol pone tantas cosas en juego, nuestros jueces no tengan una formación psicológica adecuada que les permita decidir bajo presión. Hay algunos que ni siquiera pasaron las pruebas físicas. Están subidos de peso. Otros se equivocan y los vuelven a programar. Lo más grave, un grupo estuvo en investigación. Está bien que sean la máxima autoridad pero que no se crean lo máximo.

En la Videna nada se ha hecho para reformar el rendimiento de los jueces. Esa es su responsabilidad. Los árbitros no tienen un campo donde entrenar en el complejo de la FPF. Cada dos semanas tienen que pagar quince soles para alquilar la cancha de un colegio. Si la formación de los futbolistas depende del trabajo de los clubes, la...

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