El arado delante del tractor

En el Congreso se presentó un proyecto de ley que busca establecer límites a la extensión de la propiedad de la tierra rural. Con esta idea coincide el Ministerio de Agricultura, que ante el Congreso anunció que un proyecto similar sería presentado por el Ejecutivo con el fin de lograr un ?equilibrio entre eficiencia y equidad? en el agro.

Algunos sostienen que permitirá la ?democratización? de la tierra y el combate de la pobreza. Otros señalan, rescatando términos marxistas del empolvado cajón de ideas fracasadas, que nos ayudará a dejar de ser un pueblo de ?proletarios?. Nos obligan a regresar al romántico discurso del minifundio, que impuso la dictadura militar hace cuatro décadas.

Si, realmente, es una brisa democrática la que inspira estas iniciativas, sus autores deberían empezar por escuchar a los miles de peruanos que, año tras año, votan con los pies en contra del minifundio migrando del campo a la ciudad. Entre el 2002 y el 2007, por ejemplo, casi 3 millones migraron buscando mejores condiciones de vida, en buena parte, gracias a la baja productividad del campo.

El minifundio, que Velasco heredó al Perú, restringe las posibilidades de los agricultores de comprar insumos en grandes volúmenes a menor precio, estandarizar sus productos para alcanzar mercados internacionales, acceder a crédito en mejores condiciones y comprar tecnología que los vuelva más productivos. El minifundio condena a los agricultores al arado tirado por burros y al autoconsumo, cerrando el paso a los tractores y a la agroexportación. Curiosa forma de ayudarlos a crecer la de estas iniciativas que los forzarían a seguir siendo enanos. Bajo esta...

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