Aquí no caben todos

AutorRamón Muñoz

AQUÍ NO CABEN TODOS

Por Ramón Muñoz

Las empresas de la nueva era de Internet se dividen en aquellas que han creado un servicio útil, divertido y fácil de usar, pero que no me han sacado ni probablemente me sacarán nunca un céntimo, como las redes sociales Facebook, Twitter o Pandora; las que viven de vender mi información a los anunciantes, como la red de perfiles profesionales LinkedIn o la cadena de vales de descuento Groupon; las que comercializan productos chungos como Zynga, creadora del popular videojuego FarmVille, y las que usan el trabajo esclavo como la web de noticias online Huffington Post o su compradora AOL.

La valoración de Facebook es 30 veces superior a sus ingresos

Esta clasificación, tan ingeniosa como seguramente exagerada, es de Duff McDonald, un reputado analista del mundo tecnológico que escribe para medios como Fortune, Newsweek o Wired. Su escepticismo ante el refulgir de las nuevas estrellas de la Red, cuya valoración crece exponencialmente mes tras mes mientras calientan su salida a Bolsa, pone en el tapete el ya recurrente debate de si estamos otra vez ante una burbuja tecnológica como la que se vivió entre 1997 y 2000, y de la que aún no se han recuperado los mercados. O si por el contrario asistimos a los prolegómenos de una revolución económica gracias a la mundialización de firmas que, a diferencia de lo que ocurrió hace diez años, cuentan con un modelo de negocio y son rentables.

Habrá que tener cuidado, porque de la debacle de las punto.com aún queda un rastro de pérdidas en los mercados. Baste recordar que el 10 de marzo de 2000 el Nasdaq, el índice donde cotizan las principales empresas tecnológicas, marcó un máximo de 5.048 puntos. Apenas dos años después -el 9 de octubre de 2002- marcó un mínimo en 1.114 puntos. Por el camino se habían esfumado cinco billones de dólares. Actualmente, el Nasdaq ronda los 2.800 puntos. Las quiebras se multiplicaron y las empresas que sobrevivieron como Yahoo!, Amazon o eBay nunca volvieron a alcanzar el valor de entonces.

Hay síntomas que recuerdan mucho a aquella epidemia de riesgo incontrolado. El más evidente es la falta de coherencia entre la valoración de las startups -como se conoce a los proyectos de empresas innovadoras- y su capacidad de generar ingresos, que nada tienen que ver con los ratios que se aplican a las empresas de la economía real. Las últimas tasaciones de Facebook (65.000 millones de dólares), Twitter (4.500 millones) y Groupon (25.000 millones) suponen una valoración 30 veces superior a sus ingresos anuales. LinkedIn está tasada (3.000 millones) en 12 veces más de lo que factura y Zynga (7.000 millones) en 8 veces más.

Para hacerse una idea de este desajuste, si aplicáramos el mismo multiplicador ingresos/valoración de Facebook a Telefónica, la operadora española...

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