Apretón en el medio

Comenzó la temporada de viajes terrestres en Estados Unidos. A pesar de la inflación y la persistente amenaza de la pandemia, unos 40 millones de estadounidenses salieron a las autopistas el reciente fin de semana largo, 8.3% más que el año previo. Ello a pesar de que los precios en los grifos eran 50% mayores que hace un año, debido a las intensas presiones sobre la refinación a nivel global.

En épocas normales, la refinación es un negocio de bajos márgenes (entre US$ 5 y US$ 10 por barril) y poco drama, complementario del geopolíticamente cargado negocio de producción y del políticamente cargado negocio de venta minorista de combustibles. Con frecuencia, atraviesa duros periodos de pérdidas. Pero hoy en día, la refinación está teniendo un rol protagónico. Los márgenes de muchas refinerías se han disparado y los cuellos de botella en el sector están empujando al alza los precios globales de la gasolina.

Tres factores explican la situación. Primero, un prolongado declive de la inversión en economías ricas. Dado que se proyecta que la demanda por petróleo en el mundo desarrollado caerá en las próximas dos décadas, los inversionistas no están dispuestos a gastar miles de millones de dólares en instalaciones que podrían convertirse en activos en desuso.

A esto se suma la presión medioambiental sobre la refinación, que es vista como particularmente sucia, y las regulaciones en California y Europa, que priorizan el uso de combustibles verdes. Fuera de China y Medio Oriente, donde la capacidad de refinación se está expandiendo, esta se ha desplomado en unos 3 millones de barriles diarios desde el inicio de la pandemia, estima Alan Gelder, vicepresidente de Mercados Petroleros de la consultora Wood Mackenzie.

El segundo factor es la política gubernamental de China. Históricamente, este país ha sido exportador neto de productos refinados, con grandes volúmenes vendidos a países asiáticos. Sin embargo, a fin de combatir la contaminación local y cumplir metas climáticas, este año se han reducido en más de 50% cuotas de exportación para grandes refinadoras de gasolina, combustible para aviones y otros productos.

China tiene la meta de dejar de exportar la mayor parte de productos refinados intensivos en carbono para el 2025. El resultado perverso es que posee aproximadamente el 7% la capacidad ociosa global, pese a que el resto del mundo está sediento de combustibles para transporte.

La tercera fuerza disruptiva es, por supuesto, la guerra de Rusia en...

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