A mis amigos que se fueron

Por Francisco Miró Quesada Rada. Director

Hace una semana, como se dice, cumplí un año más de vida. La vida es el milagro más grande que nos ha dado Dios, por eso quiero recordar a mis íntimos amigos que se fueron. A Pepe, cuya muerte me sorprendió estando en Ecuador. Uno de mis primeros amigos de la infancia, de esos que lo encuentras en el colegio, en la camioneta de Félix Arisaga, en el barrio a cinco cuadras de mi casa, en Jesús María. Fue un destacado abogado especialista en marcas y patentes. Esporádicamente me encontraba con él cuando por un tiempo ejerció la cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima.

A Tito, también del barrio, compañero de colegio en los Maristas de San Isidro, de fino sentido del humor. Exitoso en las fiestas con las chicas de la década de 1960, travieso y juguetón, montábamos bicicleta en Ancón.

A Mario, mi amigo de Nueva York. Exquisito y culto. Conversador incansable, le gustaba de todo, dominaba varios idiomas: inglés, francés, italiano. Nació en Nápoles, era hijo de diplomático y por eso se convirtió en un trotamundos. No sé por qué entró al servicio diplomático. Creo que por tradición familiar y tuvo una destacada labor en las funciones que desempeñó. Siempre, además de creativo, fue contestatario, crítico de las injusticias que todavía siguen en el Perú. Amante de la vida. Estudiamos juntos ?como unas fieras para ingresar a la universidad?, exquisito, imaginativo, divertido y lúdico. Siempre le preguntaba por qué entró a la diplomacia, pues pintaba de maravilla. Tengo un cuadro suyo en mi casa, al costado del comedor. Cuando lo veo, surgen en mi memoria los fantásticos momentos que pasamos en Nueva York en 1964.

A Hugo, cuyo jefe le pidió que prescindiera de mis servicios en el Ministerio de Industrias. Me llamó, pero terminamos hablando de historia, literatura y, por supuesto, política. Al concluir la reunión, le dijo a su superior: ?A este no lo puedo despedir porque no voy a tener a nadie para conversar?. Me salvó y me quedé en mi chamba burocrática, de las pocas que he tenido. Periodista de alto vuelo, trabajó en dos oportunidades en el suplemento El Dominical de El Comercio y luego fue director de ?El Peruano?. Vivió 16 años en México, donde fue asesor de prensa del presidente Zedillo. Fue escritor, sobre todo de historia política peruana. Un mes antes de que falleciera tomamos desayuno en La Tiendecita Blanca, donde me enseñó los originales de su última obra, curioso estudio sobre la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR