Un amargo final para una unión precipitada

?Cásate de prisa y tendrás tiempo suficiente para arrepentirte?. Rebosantes de entusiasmo efusivo, los socios de Alemania sedujeron ?algunos dirían que chantajearon hace dos décadas a la economía más poderosa del continente para que sacrificara su independencia monetaria. Pero, así como el príncipe en ?El Gatopardo?, la novela de Giuseppe di Lampedusa, comentó sobre su propia unión indisoluble: ?Fuego y llamas durante un año; cenizas durante treinta?, ahora estamos en el tiempo de las cenizas de la Eurozona.

Los jefes de Gobierno del grupo de los 20 países líderes que no pertenecen a la Eurozona deben sentirse como consejeros matrimoniales que están tratando de reconciliar a los socios, con caracteres y valores demasiado diferentes, para que puedan vivir juntos y felices para siempre. Los préstamos otorgados de manera imprudente antes del 2007 agravaron el riesgo. Esa imprudencia, exacerbada por la idea de que el matrimonio hizo a todos iguales, ha agravado aun más la crisis.

Aquellos a los que los préstamos les permitieron tener un estándar de vida más alto de lo que podían aspirar se están viendo obligados a aceptar su descenso hacia la pobreza. Es evidente que el cambio les molesta.

Los griegos, los más descontentos de todos, al parecer han elegido un gobierno formado por partidos algo menos pesimistas que los demás sobre el programa ya establecido. Andonis Samaras era, por el contrario, un rival oportunista de la austeridad, mientras que su partido, Nueva Democracia, compartía toda la responsabilidad de la mala administración antes de la crisis. Tenemos muchos problemas que afrontar en el futuro: Alexis Tsiparas, líder de Syriza, el partido de la extrema izquierda, ya obtuvo el 27% del voto popular. Y estará más que satisfecho de aprovecharse de la creciente indignación pública.

España abriga la esperanza de que sus bancos reciban un rescate financiero de ?100.000 millones; sin embargo, es lamentable que este rescate, que favorecerá a los acreedores de los bancos, se otorgue a expensas de la solvencia crediticia del gobierno. Si se tienen en cuenta las actuales tasas de interés, es solo cuestión de tiempo para que España requiera un rescate fiscal. Esto agotaría los recursos disponibles que posee la Eurozona. Y también crea el posible riesgo de convertir a un país orgulloso en uno dependiente, con resultados espeluznantes para la estabilidad.

Los déficits fiscales de Italia son muy inferiores a los de España, pero su problema de...

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