Alberto y Cristina Fernández: ¿podrán convivir en el poder?

Por óscar Bermeo OcañaDesde Buenos Aires

No está en la foto celebratoria del pasado 11 de agosto. Cristina Fernández de Kirchner prefirió recibir los resultados de las elecciones primarias en su casa de Río Gallegos, dos mil kilómetros al sur de Buenos Aires. Su ausencia en el local partidario otorgaba el rol protagónico a Alberto Fernández, su compañero de fórmula.A partir de esa noche, el peso de la campaña recayó en el exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Como si el 47% de votos obtenidos en las PASO hubiese legitimado su imagen presidencial sobre la autosuficiente ?vice?. Aun así, se siguen disparando muchas interrogantes sobre las relaciones internas en la dupla Fernández.??¿Quién va a tomar las decisiones?? fue el dilema que apareció en mayo, ni bien se conoció la fórmula presidencial. Hoy es Alberto quien lleva la campaña. El tránsito electoral nos demuestra que Cristina puede ocupar otro lugar. No secundario, pero sí dentro de una relación de poder más balanceada?, refiere Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomía.Para Hugo Alconada, prosecretario de Redacción del diario ?La Nación?, el ostracismo de la exmandataria responde a una estrategia electoral: asegurar la victoria en primera vuelta. ?Alberto es una figura más centrada, que no despierta grandes pasiones a favor ni en contra, pero que ayuda a superar el techo de 30% del kirchnerismo. A Cristina le conviene quedarse callada y que sea él quien gane figuración, atrayendo a esa gente que no iría con ella?.El segundo factor vendría del seno familiar. En las últimas semanas, ella ha intensificado los viajes a Cuba para acompañar a su hija Florencia en su tratamiento médico. Las salidas del país hicieron que sus actos proselitistas se redujeran a las presentaciones de su libro ?Sinceramente?. Mientras tanto, Alberto sigue dando la cara.Con gestos y acciones, el candidato del Frente de Todos se ha empeñado en desligarse del rótulo de ?títere?, promovido por sus adversarios políticos. Lejos de una dependencia, Alberto ha ganado centralidad aproximándose a sectores opositores del régimen anterior. ?El eje de su discurso es: yo no soy Cristina?, dice Roberto Starke, analista de Starke Labs.Mantiene un diálogo fluido con el empresariado, tuvo reuniones con el FMI sobre la deuda externa, asistió al homenaje de un fiscal que Cristina forzó a renunciar, e incluso se animó a participar en un seminario organizado por el grupo mediático Clarín. Posturas que podrían tomarse como...

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