Agricultores contra el cambio climático

“La vida en la altura es muy triste y difícil, porque como agricultores no sabemos qué pasará, cuándo cambiará el clima, cuándo caerá una granizada. Hay años en que solo hay fracasos, y ahí nosotros mismos luchamos por nuestra subsistencia”, explica.

Gumercindo es un yachachiq, denominación quechua que lo distingue entre otros campesinos como un maestro por sus conocimientos en las técnicas de cultivo y por su dedicación a enseñarlas. Desde hace unos años es el yachachiq de las hortalizas, cultivos que gracias a las nuevas técnicas vencen la altura y crecen en zonas altoandinas para luchar contra la desnutrición crónica.

“Me preocupa la desnutrición infantil. Cuando hay dinero, podemos gastar en alimentos, pero cuando no, siempre tendremos hortalizas. Es importante que cada familia tenga un biohuerto”, dice.

Los diez mil campesinos de Ocongate, que viven al pie del Ausangate, una de las montañas más imponentes de Cusco, saben que los tiempos han cambiado, que cada año la nieve retrocede y el agua escasea. Han tomado conciencia de los efectos del cambio climático y han adaptado su vida a ello. Gumercindo aprendió y ahora enseña a sembrar y cosechar agua, en una técnica que permite ‘guardar’ el agua bajo tierra para que, en temporada seca, dispongan de ella.

Nacido en una familia de ocho hermanos, Gumercindo recuerda que aprendió a arar la tierra junto a sus padres y que la rutina se iniciaba antes de las cinco de la mañana. Él dice que, por más fuerte que sea, el trabajo siempre se realiza con amor.

“Seguiré ayudando a mi pueblo con lo que sé, solo unidos podemos salir adelante”, añade Crispín.

—La mirada en el...

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