Adolescentes de 30 años

Por Carlos GalianoUn actor exitoso y una actriz sin oportunidades que lo ama. La chica atractiva que aparece en un ‘reality’ y su amiga deprimida. Un fotógrafo con un secreto inconfesable. El tipo ‘cool’. Una psicóloga intolerante y su pareja. Y un estudiante de ingeniería sin trabajo que resiente el éxito de sus viejos amigos. El cumpleaños número 30 de uno de ellos promueve el reencuentro. Reguetón, música electrónica y substancias que inducen a la euforia. Pero lo que importa son sus encuentros y desencuentros. La fiesta será un ajuste de cuentas. ?Fragmentos? es el inquietante drama juvenil escrito y dirigido por Carlos Galiano, e interpretado por un elenco de brillantes actores y buenos amigos. "Fragmentos" reflexiona sobre los rasgos de la generación ‘millennial’. ?¿Una obra generacional como la tuya es consciente de otras obras peruanas que han abordado la misma temática? Ciertamente. Hay una herencia. Pienso en ?¿Quieres estar conmigo??, de Roberto Ángeles; ?Tus amigos nunca te harían daño?, de Santiago Roncagliolo; o ?Los charcos sucios de la ciudad?, de Mariana de Althaus. Desde hace años estos textos han llamado mucho mi atención. De alguna manera representan una pintura costumbrista de la juventud de cada época. ?Además de ellos, haces en tu obra referencia a ?El cruce sobre el Niágara?, de Alonso Alegría. No son muchos los montajes de teatro peruano que reconocen su tradición. ¿Es importante establecer esos nexos?Desde que leí ?¿Quieres estar conmigo?, me llamaba la atención que se representara una juventud que, para mí, me resultaba especialmente adulta. En el tercer acto de esa obra, cuando tienen 28 años, ya son hombres y mujeres adultos. Y sus vicisitudes amorosas están atravesadas por un nivel de conciencia social mucho mayor. En ?Fragmentos?, los personajes tienen 30 años. Nosotros no somos así.?¿Cómo son ahora?Yo nací en el 86. Tengo 31 años. Mis primeros años fueron de una crisis terrible. Mi primer día en el colegio fue poco antes del autogolpe de Fujimori. En ese sentido, nos marca no solo una desconfianza, sino un desinterés deliberado por lo que significa hacer política. Cuando alcanzamos los 15 años, con el destape de los ‘vladivideos’ y la corrupción de Fujimori, entendimos que nuestro futuro no podía depender de nada relacionado con el Estado. Somos desconsiderados hacia el otro, solo nos preocupamos por nosotros mismos y nuestros intereses. El revés trágico de todo esto es que la carencia debajo de nuestra...

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