Esta campaña aburre e irrita

Por Enrique Bernales. Politólogo

Elegir en democracia es una fiesta popular en que se tributa a la confianza. Cada elección es el hito de una nueva esperanza, la de un gobierno y un Parlamento mejor que el anterior. Corresponde a los candidatos conocer la dimensión de su responsabilidad para ser merecedores de la confianza ciudadana.

La campaña en curso nos muestra crudamente que este es el peor de todos los procesos convocados para votar para la renovación democrática de autoridades.

¿Es un clima sano el que está viviendo el Perú con motivo de las elecciones generales convocadas para el 10 de abril? No. Mientras algunos candidatos se esmeran en brillar por la autoría del mejor insulto, otros se esfuerzan en ofrecer políticas que no podrán cumplir, porque la realidad económica y financiera del país es otra. Lo que ha sucedido en los últimos días ha significado tal nivel de competencia en insultos, ofensas, gritos y susurros, que la única conclusión sensata es que esta campaña aburre e irrita.

Aburre, porque los debates son repetitivos e inútiles, prima en ellos la demagogia y la oferta fácil. Irrita, porque habiendo propuestas sustantivas en el Acuerdo Nacional o en el Ceplan y hasta coincidencias en algunos planes de gobierno, los candidatos no son capaces de expresar una voluntad de acuerdo para concertar y dar al país un ejemplo de responsabilidad ética y política.

Aburre por la indolencia del electorado, que solo evidencia su descontento en las encuestas, pero no se manifiesta para reclamar mayor seriedad. Irrita porque es una farsa circense, en la que el ADN de un cabello adquiere más valor que una explicación detallada de cómo se hará...

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