Entre el abrazo y el rechazo

Por ricardo león

El 17 de febrero de 1995 fue un día larguísimo. Aquel viernes, varios hechos distintos pero relacionados entre sí removieron la diplomacia sudamericana. En Brasilia, los vicecancilleres de Ecuador y el Perú, Marcelo Fernández de Córdoba y Eduardo Ponce, respectivamente, firmaron la Declaración de Paz de Itamaraty. Este acuerdo dictaba que se separaran ?inmediata y simultáneamente todas las tropas de los dos países comprometidas en los enfrentamientos?. Aquella fue la parte grata de la jornada.El mismo día, pero 2.980 kilómetros de allí, en Buenos Aires, el agregado aéreo del Perú en Argentina, coronel Rafael López (hoy es mayor general y ya está retirado), ingresó raudo al cuartel general de la Fuerza Aérea de ese país, en el llamado edificio Cóndor. Se reunió con el brigadier Roberto de Saa, uno de los jefes de inteligencia de esa dependencia. Y le dijo todo lo que sabía.Un expiloto de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), el comandante Emilio Carrillo, trabajaba indirectamente para la compañía de carga Fine Air, que había sido contratada para transportar un lote de cinco mil fusiles automáticos ligeros (FAL) y 75 millones toneladas de municiones, además de morteros, pólvora y otros pertrechos. Esto contaba con el aval del gobierno del argentino Carlos Menem y sus ministros, quienes habían firmado decretos que autorizaban la venta de armas de la Dirección General de Fabricaciones Militares a Venezuela y Panamá.En realidad, era una farsa para traficar el armamento a Croacia, por un lado, y a Ecuador, que estaba en las postrimerías del conflicto del Cenepa contra el Perú, pero se preparaba para una eventual escalada bélica.Carrillo se enteró de tal hecho porque algunos estibadores y mecánicos de Fine Air, también peruanos, le habían advertido que en el aeropuerto argentino de Ezeiza se cargarían armas y que el destino era Ecuador. El comandante dio aviso a la FAP. La señal de alarma le fue enviada al coronel López, y este le habló del tema a De Saa, quien le prometió tomar cartas en el asunto.?De Saa parecía realmente intrigado por este tema?, cuenta ahora López. Pero nada detuvo los envíos. En total partieron tres aviones en aquellos días. Carrillo contó que iban a ser 14 vuelos en total, pero el escándalo llegó a la prensa y la operación secreta se detuvo.Lo grave del caso es que, durante el conflicto iniciado a fines de enero del 95, Argentina fue nombrado uno de los países garantes, y la relación con el Perú era estrecha...

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