Un grupo de 700 operarios trata de resolver el drama de Fukushima

Por Mario Castro Ganoza. Corresponsal

TOKIO. El mundo los conoce como los 50 héroes de Fukushima, aunque en realidad fueron 70 y ahora son 700. Después de que el 11 de marzo pasado la planta nuclear Fukushima 1 fuese golpeada, primero por un terremoto de 9 grados Richter y después por un tsunami con olas de hasta 14 metros, cuatro de sus seis reactores comenzaron a presentar problemas, y se generó lo que se ha convertido en uno de los accidentes nucleares más grandes de la historia, así como en la mayor crisis que enfrenta Japón desde la Segunda Guerra Mundial.

El 15 de marzo, cuatro días después del triple desastre que afectó el noroeste del país, el edificio del reactor número 2 explotó debido a la acumulación de hidrógeno en su interior, liberando grandes cantidades de material radiactivo.

En ese momento se encontraban dentro de la planta más de 700 trabajadores de Tepco, la operadora de la central, así como de las empresas Hitachi y Toshiba, socios comerciales de la primera. De todos ellos, 70 fueron los operarios escogidos para seguir intentando controlar el problema a pesar de los altos niveles radiactivos, pero la información que se filtró a la prensa señaló que solo eran 50.

ESPÍRITU JAPONÉSSin embargo, lo cierto es que los 50 héroes de Fukushima son realmente 700 trabajadores repartidos en grupos dedicados a la recuperación de la planta, recolección de información de los niveles radiactivos, servicios médicos y medidas de seguridad.

Y si bien todos reciben una paga (bastante modesta para el peligro que corren), no es el dinero lo que los hace mantenerse en el puesto, sino el llamado espíritu japonés, el cual se podría traducir como el valor, la solidaridad, el patriotismo y el desprendimiento de entregarlo todo, incluso la vida, por el bien común.

Este espíritu conocido también como ?yamato damashii? asomó en las páginas de los periódicos fugazmente hace un par de semanas, cuando se filtraron a la prensa varios correos electrónicos enviados por los operarios de Tepco a sus familiares.

Uno de ellos decía: ?Llorar es inútil. Si estamos en el infierno, ahora todo lo que se puede hacer es trepar hasta el cielo. Nosotros somos los únicos que podemos solucionar el problema, y lo haremos?.

La filtración no se repitió, ya que todos los operarios, no por imposición sino por criterio, evitan declarar a los medios para no sembrar la desesperanza en un pueblo para el cual son ellos el ejemplo de lo que necesita el país en estos momentos.

Sin...

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