¿De dónde es esto?

Por CocineroSiempre que me preguntan qué es para mí la cocina, se me vienen a la cabeza estos últimos 15 años.Me acuerdo de mí mismo en un inicio, tomando la gran decisión de ser cocinero pero, sobre todo, de dejar mi país, de abandonar todo lo que para ese momento me era conocido y significaba orden y estructura. Con ganas de viajar, de ver el mundo, con escasísimo conocimiento de lo que dejaba aquí, de este territorio fuera de los límites de la ciudad de Lima. Recordemos que la época era turbulenta, que los de mi generación estábamos desconectadísimos de nuestro Perú, que viajar era peligroso y que ni las carreteras ni las posibilidades eran las de hoy. Así que viajé al exterior, conocí y me encontré realmente con la que sería mi vocación. Sentía lo mismo que me daba el skateboarding en las calles de Lima, una satisfacción inmensa cada vez que conseguía un gran ?truco?. Me obsesionaba con las técnicas, leía sin parar libros de cocina y recetas, repetía procesos una y otra vez intentando perfeccionarlos. Alejado del Perú, sentí que encontraba mi lugar en el mundo, aunque no sentía que tenía raíces en ningún sitio en particular. Me moví de un lado a otro buscando más experiencia(s). Pensé en volver al cabo de un buen tiempo, teniendo en mente poner en práctica lo aprendido y, desde un principio, sorprender al público de aquí.Abrir mi restaurante fue una aventura a la que me dediqué de lleno. Con un estilo todavía por madurar, dispuse un poco de esto, otro de aquello y una carta con diversas alternativas. Mi propuesta tenía un camino que recorrer y yo era completamente consciente. Este era un nuevo viaje. Yo seguía siendo igual de inquieto que cuando me fui. Eso no iba a cambiar, así que tenía que encontrar el modo de moverme sin apartarme, y de crecer, pero esta vez con raíces.Había ido muchísimas veces a mercados locales en Lima y sí, me había quedado sorprendido con la cantidad de productos, colores, aromas y texturas. Pero encontré una constante: siempre que preguntaba ?¿y de dónde es esto??, la respuesta era vaga o un tajante ?no sé?. Esa pregunta casi siempre sin respuesta me hacía pensar en que existía una brecha. Una enorme. Y que hablaba de muchas cosas. Para mí, en ese momento, hablaba de algo por hacer. Lo siguiente fueron mis viajes a Cusco por un proyecto de restaurante. Puedo decir con bastante certeza que esos primeros viajes despertaron en mí la sensación de una ilimitada cantidad de cosas que me faltaba conocer y empecé, sin...

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