Dictamen recaído sobre el Proyecto Nº 13578/2005-PE, de 7 de Noviembre de 2012
| Emisor | Presupuesto y Cuenta General de la Republica |
PROYECTO DE LEY Nº 13578/2005-PE,
LEY DE ENDEUDAMIENTO DEL SECTOR
PUBLICO PARA EL AÑO FISCAL 2006
DICTAMEN ALTERNATIVO
"MANEJO RESPONSABLE DEL ENDEUDAMIENTO PÚBLICO"
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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Sin duda uno de los aspectos más problemáticos de la economía peruana es el manejo de la deuda publica interna y externa, la cual durante décadas ha sido un factor de constante preocupación y tensiones tanto para el Estado como para los agentes económicos privados. Si algo ha caracterizado el manejo de la deuda pública ha sido la improvisación y la indecisión, pues sucesivos gobiernos, han sido incapaces de encarar de una manera directa e integral el problema de la deuda, prefiriendo por el contrario, recurrir a soluciones parciales, las cuales han sido por lo general, paliativos temporales que no han logrado mejorar sustancialmente el nivel y calidad del endeudamiento del Estado. Así, hasta el día de hoy no podemos decir que el Estado Peruano haya alcanzado una solución coherente y sustentable para los problemas y las cargas que el servicio de la deuda impone cada año sobre las cuentas publicas, al acaparar valiosos e ingentes recursos fiscales, desviándolos de fines socialmente urgentes como son gasto en salud, educación, infraestructura básica y productiva, defensa nacional, etc. Considerando estos hechos, el año 2006 tiene que ser el año en que finalmente empiecen a tomarse medidas efectivas para racionalizar y mejorar la administración de la deuda publica, asumiendo procesos, tales como la auditoria de la deuda publica, que han sido largamente reclamados, pero hasta el momento no han sido satisfechos.
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Auditoria para encarar la cuestión de la deuda odiosa
El termino de "Deuda Odiosa" tuvo su primera aplicación durante la guerra hispanoamericana de 1898, cuando Estados Unidos decide renunciar de forma unilateral a la deuda que Cuba tenía con España por considerar que la misma había sido utilizada para financiar a dictadores amigos del imperialismo español. Esta idea ha sido usada después en otras ocasiones como por los bolcheviques para rechazar la deuda zarista y por Costa Rica para no pagar los préstamos británicos al dictador Federico Tinoco. Durante el año 1927 por primera vez se define el conc epto teórico de la deuda odiosa, por el profesor Alexander Nahum Sack, ex ministro del Zar de Rusia, y profesor de Derecho de
la Universidad de París, quien define las causas de ilegitimidad para plantear el no pago de una obligación de un Estado señalando que las deudas contraídas por regímenes de naturaleza despótica tienen como fin, no la mejora de los súbditos o ciudadanos sojuzgados, sino por el contrario, el fortalecimiento de dichos regímenes despóticos, por lo que las deudas asumidas por estos regímenes despóticos resultaban odiosas e ilegitimas. La noción de la deuda odiosa ha recobrado actualidad a partir de la invasión norteamericana a Iraq en el año 2003 y la subsiguiente caída de la dictadura de Saddan Hussein, la que acumuló una enorme deuda publica a cuenta de compras en armamentos, gastos suntuarios y financiamiento de un enorme aparato represivo. Basándose en la consideración de que el régimen de Saddam Hussein fue una dictadura impuesta al pueblo de Iraq, el presidente de los Estados Unid os, solicitó a Francia, Rusia y Alemania renunciar al cobro de las acreencias que Iraq mantenía con ellos, puesto que la deuda fue concertada por un gobierno dictatorial y que era una deuda odiosa, y por lo por tanto, nula. La propuesta de Estados Unidos encontró recepción entre diversos países acreedores de Iraq, quienes unilateralmente declararon condonaciones parciales o totales de la deuda de Iraq. El más reciente caso ha sido el de Japón que en Noviembre del 2006 declaró la condonación total de la deuda que Iraq tenia con este país, calculada en alrededor de US$ 7 mil millones de dólares. El caso de Iraq es paradigmático, pues nos muestra la aplicación real del principio de la “deuda odiosa”: si un régimen despótico o corrupto contrae una deuda en su propio beneficio, se trata de una deuda con origen y fines ilegítimos y no de una obligación de un pueblo, pues sólo incumbe al régimen despótico, por lo que una vez desaparecido dicho régimen esa deuda debería desaparecer Esto sustenta la idea de que en circunstancia particulares, es legítimo negarse a pagar deudas asumidas oficialmente por un Estado, si en el momento de asumirse dicha deuda, quien controlaba el estado era un régimen confirmadamente ilegitimo y corrupto. La teoría sobre la deuda odiosa nos indica que hay tres pautas mediante las cuales podemos detectarla: a) Naturaleza del gobierno que concertó el préstamo.- la falta de consentimiento o el secreto a la población sobre la deuda sucede con claridad en el caso de las dictaduras b) Destino de los fondos.- deben tener un destino contrario a los intereses y/o necesidades de la población. Estos destinos pueden ser: · "Deudas de corrupción", es decir, aquellas que terminan en las cuentas personales de los déspotas o sus cómplices. Cuando en 1966 Fernando Marcos asumió el poder en Filipinas, la deuda externa del país no llegaba a los mil millones de dólares. Cuando se retiró 20 años después, ascendía a 28.000 millones. Un tercio del incremento del saldo deudor se debió a la fortuna acumulada por el ex-dictador y su familia en inversiones (270 sociedades, quintas, edificios en Nueva York, obras de arte, etc), y en sus cuentas personales en Suiza. · "Deudas de elite", pueden ser también consideradas como deudas odiosas ya que estas se acumulan como resultado de préstamos tomados por el Estado o de pérdidas que asume el erario público para beneficiar a una minoría de la población que goza de una posición de ventaja preexistente. Se pueden considerar "deudas de elite"
cuando el Estado asume deudas de un grupo privado privilegiado. El ejemplo paradigmático de esta clase de deuda odiosa, es la deuda heredada por el pueblo sudafricano cuando finalmente se liberó de la política del apartheid. Durante el largo período en el que el régimen segregacionista se mantuvo en el poder, implementó una política de "desarrollo separado" que garantizaba el crecimiento económico y social de la minoría blanca a expensas de la mayoría no blanca. Todo préstamo tomado por el régimen perpetuaba el poder hegemónico de una minoría de corte discriminatorio, opresivo y genocida. · "Deudas irresponsables" que son aquellas utilizadas deliberadamente para financiar la realización de proyectos con análisis costo beneficio negativo, que es claramente conocido y que han causado graves consecuencias al medio ambiente y a las comunidades nativas. · "Deudas de opresión" que aquellas contraídas para financiar actividades agresivas o criminales contra la población. Contempla los gastos empleados en instaurar un gobierno de facto o en mantener o fortalecer un régimen dictatorial o represor, como lo son la compra de armas para suprimir levantamientos, la construcción y mantenimiento de centros de detención y tortura o de campos de concentración, la formación y mantenimiento de cuerpos militares especializados, etc. Por ejemplo, la deuda exterior de Ruanda (en 1994 de mil millones de dólares) fue contraída entre 1990 y 1994 por el régimen dictatorial del general Juvénal Habyarimana (1973- 1994) tuvo como destino multiplicar por ocho sus fuerzas armadas. El empoderamiento militar permitió la aniquilación de un millón de Tutsis y de millares de opositores Hutus en 1994. · "Deudas de guerra": aquellas concertadas para llevar a cabo planes bélicos con fines imperialistas, de conquista o anexionistas. Tal es el caso de la deuda contraída por el dictador de Indonesia, Suharto (1965-1994), para invadir Timor Oriental con el fin de abortar su independencia de Portugal y anexarla a su territorio. En 1975, Indonesia invadió la isla con la excusa de mantener el orden en la región. Contaba con el tácito acuerdo de Australia y Estados Unidos. En julio de 1976, Yakarta proclamó la anexión de Timor Oriental a su territorio. Los soldados indonesios en pocos meses masacraron a unas 60.000 personas. Por dos años, el pueblo libró una feroz guerra contra los invasores. Estados Unidos y sus aliados aumentaron los envíos de armas al gobierno de Indonesia y el ejército lanzó una gran ofensiva. En 1979, por lo menos 200.000 timoreses, casi la tercera parte de la población, habían muerto. c) Complicidad de los acreedores.- Los acreedores tienen que conocer la falta de consentimiento de la población de concertar estos endeudamientos así como la ausencia de beneficios que representarán los fondos. Este tercer requisito puede tener tres dimensiones: el conocimiento directo (lo sabe); el conocimiento indirecto (no pudo no saberlo); y el conocimiento debido (debió haberlo sabido). Puede ser que en principio nos parezca que este último requisito dificulta el encuadramiento de una deuda en la categoría de odiosa. Sin embargo, sólo basta analizar un poco la historia. Durante el período de la Guerra Fría, la mayoría de los créditos otorgados a los dictadores del Tercer Mundo fueron proporcionados por las potencias de Occidente y también por la Unión Soviética (y por sus asociados privados) para
proteger sus intereses estratégicos a través de gobiernos comprados. Ellos fueron entre otros, Mobutu, Hussein, Marcos, Somoza, Duvalier, Reza Palehvi, Suharto, los gobiernos del apartheid, los gobiernos militares de Argentina, Brasil y Chile y las dictaduras de Afganistán, Etiopía (Mariam) y Somalía (Siad Barre). A partir de la década de los '70, el apoyo del mundo occidental a los gobiernos de facto estuvo asociado a los cambios económicos propugnados por la derecha neoliberal liderada por Estados Unidos Y Gran Bretaña. Para clarificar el concepto de la deuda odiosa por mal uso o destino de los recursos prestados podemos ejemplificar diversos casos a nivel internacional: ♦ La Central Nuclear de Bataan, en Filipinas, construida en los años 80 y que ha causado una deuda que llega hoy...
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