Distorsiones y prejuicios sobre narcotrafico y terrorismo: la selva alta y el estado.

AutorSober
CargoVRAE, SENDERO Y NARCOTR

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

El 30 de noviembre se produjo un 'megaoperativo" policial en diversas localidades de la selva alta que culminó con la captura de 42 personas acusadas de subversión. Las columnas de Sendero Luminoso (SL) provenientes del VRAE, encabezadas por Alipio, llevan meses desplazándose hacia la selva central y el Alto Huallaga para desalojar a los "acuerdistas" de Artemio. Desde el año 2006 la Policía concentra sus actividades de interdicción contra estos últimos, dejando espacio libre a los violentistas, mientras sigue ejecutando políticas dudosas de desarrollo rural basado en monocultivos, éxitos parciales y erradicación de coca, que determinan un escenario social aún más convulsionado. El narcotráfico ha adquirido una nueva dinámica y dimensión territorial, particularmente en la sierra y en la Amazonía que mira hacia las fronteras y los puertos de salida. Este artículo pretende responder a la siguiente pregunta: ¿acaso el Estado neoliberal globalizado asentado en Lima y con mente en Washington podrá alguna vez entender la lógica, los códigos y las perspectivas de esta región?

UN POCO DE HISTORIA RECIENTE

Pasada la primera mitad del siglo XX, la selva alta aún era una zona virgen. La penetración carretera y la colonización produjeron una migración desordenada hacia esta región. Los ciclos de la madera, el petróleo, el oro y la coca (siempre articulados a circuitos internacionales), fueron etapas significativas en este proceso de ocupación. Hoy en día, ¿qué le ofrece el neoliberalismo? La Carretera Interoceánica, quince proyectos hidroeléctricos destinados al Brasil, algunos intentos de exploración energética y los contados programas de desarrollo rural basados en el cacao (40 000 ha), el café (7000 ha) y la palma aceitera (10 000 ha), constituyen el mayor ejemplo de modernidad que ofrece Palacio de Gobierno a esta parte del país.

Estos procesos aislados están rodeados de una pobreza mayoritaria en provincias como Satipo, La Convención, Huanta, Carabaya, así como una creciente informalidad económica y altos niveles de corrupción estatal e ilegalidad basados en la economía asociada al narcotráfico. No menos de 85 000 productores y sus familias, además de varios miles de jóvenes de ciudades andinas, se encuentran articulados al liberalismo globalizado a partir del microtransporte de cocaína hacia las ciudades, puertos y fronteras peruanas. Por otra parte, los grandes medios solo informan sobre los ataques de SL, las incautaciones de droga, la erradicación y el enfrentamiento con los cocaleros. Eventualmente, cuando algún diplomático visita el país, se informa sobre los programas de desarrollo alternativo y, en los meses de verano, del peligro de desborde del Huallaga. Pobre descripción para una región aislada por la violencia, la ilegalidad y la corrupción.

¿REZAGOS, REMANENTES O QUÉ?

La guerra sostenida por SL entre 1984 y 1993 culminó con el acuerdo del Comité

Histórico de Abimael Guzmán, pero nunca fue el punto final a la guerra. Según la Comisión de la Verdad y la Iniciativa Nacional Anticorrupción (INA), una de las consecuencias terribles del conflicto en la selva es que a la tradicional ausencia de Estado, debemos sumar la permanencia de patrones no legales de...

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