Desde el 2010 se duplicaron atenciones por anorexia y bulimia

Por Betty soto FernándezEn la última década, los casos de anorexia y bulimia se han incrementado en el mundo, y Perú no ha sido la excepción. Desde el 2010, se ha duplicado el número de atenciones en el país hasta llegar a los 4.000 casos por año y en lo que va del 2015 ya se han atendido a 403 personas, según cifras del Ministerio de Salud (Minsa). No obstante, este incremento no quiere decir que los casos hayan aumentado en forma masiva, sino que más peruanos inician un tratamiento para luchar contra estas enfermedades. Según Yuri Cutipe, director de Salud Mental del Minsa, las personas están tomando conciencia del peligro de los desórdenes alimenticios y, a su vez, existen más médicos especializados para atender estos casos. ?En 10 años, los psicólogos han aumentado de 400 a 1.800 al igual que los centros especializados en estas enfermedades. Sin embargo, las atenciones aún son ínfimas si tomamos en cuenta que el 10% de adolescentes padece estos desórdenes?, explica. Con el fin de atender más casos, en octubre último el Minsa aprobó un presupuesto de 25 millones para crear centros comunitarios de salud mental que atiendan estas enfermedades en distritos de bajos recursos en Lima y en provincias. ?La meta es que empiecen a funcionar en julio en zonas como Huaycán, en Ate, y en Moquegua, pues allí están proliferando muchos casos de desórdenes alimenticios. Es falso que estas enfermedades sean propias de la capital o de estratos altos. Cada vez más gente pobre los sufre y lo peor es que son estigmatizados por padecer una condición supuestamente frívola?, apunta Cutipe. Castigar al cuerpo Tanto la anorexia como la bulimia se caracterizan por el miedo excesivo a subir de peso. En el caso de la primera, se combaten los kilos de más con la restricción de alimentos y el ejercicio intenso. En la bulimia, la falta de control impulsa a quienes la padecen a ingerir grandes cantidades de comida y, ante la culpa que les genera, utilizan métodos purgativos como el vómito, los laxantes o el deporte excesivo. En el 10% de los casos, los pacientes mueren por una salud complicada por la enfermedad o por suicidio. Para Diana Pacheco, coordinadora de la clínica Abint, especializada en estos desórdenes, dejar de comer es solo un arma para luchar contra las emociones. ?Hay un miedo a crecer, a enfrentar la vida real que se oculta en estas ansias de controlar el cuerpo. Sí, un 60% de casos se debe a factores culturales pero el 40% a la genética, personas...

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