'Hay una suerte de enfermedad holandesa en la región: La complacencia'

Por Luis Davelouis Lengua. PeriodistaWilliam F. Maloney es economista líder en el Grupo de Investigación de Economía del Desarrollo del Banco Mundial y profesor visitante en la Universidad de los Andes, Colombia. Conversó con nosotros sobre lo que llamó la complacencia regional y cómo es que debería empezar el camino hacia el desarrollo sostenible. La clave: un Estado eficiente, institucionalizado y coordinado. Pero vamos por partes.Usted dice que más importante que lo que se produce es cómo se produce: Nokia explica el veintipico por ciento de las exportaciones de Finlandia y el cobre treintipico de las chilenas, y eso no quiere decir que les vaya a ir bien o maly#8230;Cierto, aunque la concentración sí puede hacernos vulnerables a la volatilidad, y eso sí puede tener un aspecto dañino sobre el crecimiento. Se puede tener concentración y mucha industria. Entonces, cuando hablamos de diversificación no es igual que hablar de escoger entre recursos naturales y manufactura. En Costa Rica tienen que diversificarse afuera de Intel; más café, no sé, pero es necesario. No se trata de pasar de una concentración a otra. Industrializarse es difícil. El número de ingenieros que había por cada 100 mil habitantes en el mundo al momento de la segunda revolución industrial, hace 100 años, no ha cambiado mucho para la región. ¿Por qué?Es una pregunta excelente. En Malasia, China y Tailandia están generando ingenieros a un ritmo impresionante y están intentando tener universidades de nivel global para poder competir con el Oeste en 10 y 15 años con todo el conocimiento que importan desde allá. Yo creo que sí hay una suerte de enfermedad holandesa en nuestra región: es la complacencia. ?Vamos bien?, decimos. Entonces, en Asia están superpreocupados en tener la misma capacidad y valor que Occidente, y eso no se siente ni en Bogotá ni en Lima. Antes se sentía en Chile, ahora no tanto. ¿Por qué sufrimos de complacencia?Regresemos al pasado. El porcentaje de directores inmigrantes de empresas grandes en la Argentina en 1900 era 70%. En 1930, en México, fue más o menos 40%. En Valparaíso, el 100%, igual que en Barranquilla. Entonces la pregunta es: si el clima de negocios es tan horrible en América Latina, ¿cómo es que estos tipos extranjeros que ni siquiera hablaban castellano y no conocían a nadie de las élites, llegan acá y arrancan industrias desde cero? Parte puede ser la herencia peninsular, pues en esto también están España y Portugal y eso no se puede...

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