Teoría de la argumentación contra el argumentum porci

AutorMinor E. Salas
Páginas329-346
329
Teoría de la argumentación contra el argumentum
porci
M E. S
¡Ah, eso es distinto! gritó Boxer. Si el camarada
Napoleón [el Cerdo] lo dice, debe ser así.
G O (Animal Farm)
UNA BREVE INTRODUCCIÓN Y UNAS ACLARACIONES PRELI
MINARES
El título de este trabajo no es un chiste. Aunque de humor no quisiera
estar exento; es algo serio. Muy serio. Efectivamente reza: “Teoría de la ar-
gumentación contra el Argumento del Puerco”. Y cuando hablo del “puerco”
me reero al animal. Sí, a ese de cuatro patas, de fama infausta, pero de
buen sabor, que terminamos colocando como lechón o jamón serrano en
nuestras mesas de Navidad, y al cual el bueno de Ambrose Bierce terminó
deniendo de manera tan extraordinaria: “Animal (Porcus Omnivorus) estre-
chamente emparentado con la raza humana por el esplendor y vivacidad de su
apetito, que, sin embargo, es menos amplio, pues retrocede frente al cerdo”. Qué
tenga que ver justamente ese Porcus Omnivorus con la denominada Teoría
de la Argumentación o con las tesis losócas del Prof. Manuel Atienza es
algo —misterioso aún— que se pretende develar a lo largo de este ensayo.
Quiero empezar diciendo algo que muchas veces se omite en este tipo
de libros —tan fríos, impasibles y analíticos— que parecieran estar escritos
sobre hierro o hielo:
El profesor Atienza es una persona inteligente, que ha escrito su obra
de manera clara, ordenada y concreta. Eso se le debe agradecer a un intelec-
tual. Especialmente cuando hoy más bien están de moda la oscuridad y el
misterio innecesarios. ¡Oráculos de la palabra a diestra y siniestra! ¡Brujería
MINOR E. SALAS
330
intelectual disfrazada de ciencia o losofía! Además —y esto lo digo con
toda la sinceridad— el profesor Atienza se me hace un buen ser humano.
En las pocas ocasiones que lo he tratado personalmente, me ha parecido un
individuo abierto a la discusión y al diálogo; y creo, rmemente, que sus
ideas y planteamientos son de buena fe, con la creencia sincera de que ellos,
de unas u otras formas, directas o indirectas, pueden mejorar el estado de
la justicia, o de las discusiones jurídicas en general. ¡Que lo logren, es otra
historia! Pero solo por ese motivo, vale la pena discutir con él. Hagámoslo
pues. Discutamos.
Yo mismo estoy de acuerdo con algunos de los pensamientos concretos
expuestos por Atienza en el artículo que acá nos convoca: “Algunas tesis sobre
el razonamiento judicial”. Sin embargo, no podré discutir todas y cada una de
las diez tesis que él expone. Eso sería difícil y demandaría un espacio mayor
que el que acá dispongo. Voy a proceder, entonces, de una manera distinta,
que si bien analíticamente no es la más adecuada, creo que me puede ser
de utilidad para hacer valer mi punto de vista central sobre lo expuesto por
el profesor de Alicante. Para ponerlo de la manera más concreta posible,
dividiré este ensayo en tres apartados:
(1) En un primer apartado, explicaré que mi diferencia principal con el
enfoque de Atienza no radica tanto en sus tesis y conclusiones, sino en su
punto de partida. Para decirlo con una imagen bien gráca del atletismo:
La discrepancia entre cómo ve Atienza el asunto de la “argumentación ju-
dicial” y cómo lo veo yo mismo, no está en la meta —en esa cinta dorada
que generalmente anuncia la conclusión de una carrera— sino en el punto
de arranque, en la salida misma de sus reexiones. Y para agudizar aún más
el comentario y la metáfora, y darle lo a mi estilete, diré que Atienza tiene
una “salida en falso”. Y de allí que el recorrido del Atleta-Atienza, aunque en
apariencia válido y legítimo, se anula a sí mismo. Es como cuando, dramá-
ticamente, Usain (“El Rayo”) Bolt, considerado el ser humano más rápido
del planeta, sale veloz antes de que suene el disparo de inicio. Sus primeras
zancadas parecen bien recorridas, raudamente logradas, pero son anuladas
por ese “falso inicio”. No importa si ganó o perdió. No importa si rompió
un record mundial o no. Su recorrido no cuenta. Punto. ¿Eso le pasa al
veloz Atienza? ¿Inicia demasiado a prisa su carrera argumentativa? ¡Ay, ay…!
(2) En el segundo apartado voy a señalar, a título de ilustración, cómo
algunas de las tesis de Atienza resultan ser equivocadas en muchos respectos.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR