Economía social de mercado

AutorBaldo Kresalja Rosselló
Páginas113-127

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5. 1 Nota preliminar

No cabe duda de la repercusión que las opciones económicas pueden tener sobre la ética para el desarrollo, y en este sentido habría que analizar cuál es la concepción más cercana para su logro, teniendo presente la implantación generalizada de la economía de mercado en prácticamente todo el mundo. Pero ésta última tiene muchos matices a considerar. La cuestión es entonces saber qué tipo de economía de mercado debe implantarse.

El reconocimiento constitucional a los derechos políticos fundamentales del individuo —indiscutible conquista liberal en el siglo XIX— no tiene por qué verse recortado sino más bien complementado con la aparición del valor de la solidaridad como informador de la actuación de los poderes públicos, de la sociedad en su conjunto y de los individuos en particular. Presencia más bien tenue hasta la fecha y que, sin embargo, ha llevado a la relativización de los derechos subjetivos, en vista de su función social, y la coligación de ellos con un contexto ético-social que obliga a edificar un nuevoPage 114 Estado Social de Derecho. Esto es lo que creemos busca expresar la calificación del sistema económico constitucional como de economía social de mercado; en verdad, la única opción que tiene ese modelo para intentar hacerse realidad.

5.2. Viejo y nuevo liberalismo

El viejo liberalismo de principios del siglo XIX reconocía a la utilidad del individuo como la fuerza motriz de la economía y la sociedad y había propagado como principio fundamental el libre juego de las fuerzas económicas con mínima intervención estatal. El dejar hacer, dejar pasar en el orden económico interior y el libre cambio y la libre navegación en el exterior. Como sabemos, este liberalismo cayó en descrédito en el propio siglo XIX con la llamada cuestión social, que dio lugar a pronunciamientos diversos tanto en el campo político como religioso, y que llegó a su mayor crisis en 1930. En la segunda parte del siglo XIX apareció el denominado socialismo utópico y las primeras propuestas para una economía socialista dirigida, pero esta última no pudo desarrollarse hasta después de la Revolución Rusa de 1917, y concluyó en fracaso a finales del siglo XX dando lugar al triunfo de una economía de mercado de carácter neoliberal.

El neoliberalismo trata de implantar una economía de mercado que convierte el interés del individuo en el fundamento de todo el orden económico y promueve la libre competencia de las fuerzas económicas. Para esta concepción, defendida con diversos matices por economistas tan renombrados como Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek y Milton Friedman, la libertad, en el sentido de ausencia de coacción, es el principio supremo del ordenamiento de la vida pública, lo que en el plano económico se manifiesta en un libre mercado, en el cual los agentes se interaccionan espontáneamente siendo la competencia el motor que da vida a todos los procesos económicos, con una inhibición por parte del Estado prácticamente total. En otras palabras, lo mejor es que el EstadoPage 115 conceda a los capitales privados un margen de acción casi ilimitado, pues la misión del Estado es la defensa frente a la agresión externa y el orden interno, garantizar la protección personal de los ciudadanos y crear un marco estable para el libre desarrollo económico. La inviabilidad del denominado Estado del Bienestar en la parte final del siglo XX, coadyuvó al triunfo del neoliberalismo, individualista, capitalista y antiestatista, y que tuvo en Latinoamérica expresión a través del denominado Consenso de Washington.

La pregunta que hay que responder es qué papel juegan los principios éticos en un sistema económico capitalista neoliberal. Dice al respecto Küng: “cuando Friedman se limita a prescribir el mercado y la inhibición del Estado como medicina económica para todos los problemas de la productividad, de la distribución y de la energía, de la inflación y el desempleo, está en el fondo reduciendo la totalidad de la ética económica a la exigencia y al fomento de la libertad del individuo”162. El individuo constituye la unidad primaria y su libertad está por encima de todo. En setiembre de 1970 Friedman advirtió: “la ética de la economía se reduce al deber moral del aumento de beneficios”, y si bien admitió que debían respetarse las leyes vigentes, indicó que nadie debe hablar de una responsabilidad social con objetivos colectivos tan vagos como bien común o justicia social. No cabe duda que esta posición ha significado un apoyo a inescrupulosos malabaristas de las finanzas y a numerosos especuladores bursátiles, los que han contribuido en buena medida a mantener y acentuar la pobreza en muchas partes del globo. Küng indica que en una economía ultraliberal “la moral aparece como total y absolutamente instrumentalizada” convirtiendo a la ética en sierva del mercado.

No hay que olvidar que el capitalismo genera la ambición de progresar, de ganar dinero y acumular capital produciendo unaPage 116 modificación en la vida social creando un entorno económico nuevo en el que, por primera vez en la historia, las condiciones materiales de vida han mejorado de manera constante en las áreas geográficas donde floreció. Sin embargo el concepto mismo de riqueza implica desigualdad entre los poseedores de los medios de producción y quienes trabajan en ellos. Pero ese aumento de bienestar ha dado lugar también, a la aparición de una nueva forma de miseria social, acentuada por el “trasvase de riquezas desde la periferia subdesarrollada al centro desarrollado, versión capitalista de una explotación imperialista mucho más antigua de los débiles por los fuertes. La brecha cada vez mayor entre naciones ricas y pobres no es sólo, indudablemente, una medida de la superior capacidad del mundo capitalista, sino, también, un índice de su poder de explotación”163. Esta situación genera una extendida crítica respecto al fundamento moral del capitalismo, y su supervivencia o superación hace necesaria la intervención del Estado para refrenar o reorientar sus tendencias indeseadas, recuperando su área de influencia relativamente perdida frente al sector privado durante los últimos dos siglos164.

Dada nuestra ubicación geográfica y el predominio político que tiene en la región, es pertinente hacer referencia al modelo de economía neocapitalista de los Estados Unidos. Poca duda cabe que la desregulación que persigue en los ámbitos económicos, sociales y políticos tiene como efecto de largo plazo destruir las fuerzas de cohesión que constituyen una referencia obligatoria para la conservación de una sociedad sana. No es del caso aquí repetir el catálogo de vicios del neocapitalismo norteamericano165, que también sePage 117 imita en otros países, pero sí indicar que su dimensión no es sólo económica y política sino también ética, lo que por cierto no significa desconocer las virtudes que significan el espíritu emprendedor, la libertad de opinión y reunión, y el compromiso voluntario de su población en muchos ámbitos de la vida social.

Lo que hay que poner de relieve es que el sistema neoliberal no nace espontáneamente sino que ha requerido siempre de una intervención política, por lo que la llamada “mano invisible de la competencia” no funciona siempre, sino que tiene signos de paralización que obligan a intervenciones del Estado, esto es, tiene fallos que deben superarse para el funcionamiento correcto del sistema económico. Por cierto que ello no lleva a desconocer la existencia de...

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