Siete observaciones sobre el futuro de la reforma del Sistema de Justicia
Autor | Luis Pásara Pazos |
Páginas | 268-270 |
PERSPECTIVAS
SIETE
OBSERVACIONES
SOBRE
EL
FUTURO
DE
LA
REFORMA
DEL
SISTEMA
DE
JUSTICIA*
Subrayaré
algunas
de
las
ideas
más
importantes
que
han
sido
planteadas,
matizaré
alguna
y
agregaré
unos
puntos
más
para
el
debate.
1.
Las
reformas
del
sistema
de
justicia
no
han
logrado
los
resul-
tados
esperados.
Entre
muchas
otras
razones,
esto
se
origina
en
el
exceso
en
el
que
se
incurrió
al
ofrecerlas.
Dos
de
esas
ofertas
pueden
ilustrar
la
cuestión.
La
primera
consistió
en
ubicar
el
crecimiento
económico
como
resultado
de
la
reforma
de
la
justicia
o,
más
exactamente,
en
sostener
que
transformar
la
justicia
era
prerrequisito
del
crecimiento
y
que,
por
lo
tanto,
éste
seguiría
a
la
reforma.
Como
ha
demostrado
cuidadosa-
mente
Richard
Messick,
no
existe
demostración
con
base
empírica
sobre
esa
conexión.
Lo
que
sabemos
es
que,
usualmente,
crecimien-
to
y
justicia
reformada
ocurren
de
manera
paralela,
sin
que
se
haya
podido
establecer
una
relación
de
causalidad
entre
una
y
otro;
siendo
posible
hipotetizar
que
ambos,
a
su
vez,
dependen
de
otros
factores.
Más
aún,
el
caso
de
Singapur,
entre
otros,
demuestra
que
se
puede
producir
un
crecimiento
extraordinario
y
sostenido
manteniendo
un
sistema
de
justicia
que
no
satisface
ningún
estándar
internacional.
En
América
Latina,
el
caso
de
Argentina
durante
el
periodo
menemista
sugiere
que
la
inversión
extranjera
puede
llegar
en
cantidades
impor-
tantes
cuando
la
justicia
se
halla
sometida
totalmente
al
poder
y,
en
consecuencia,
no
ofrece
seguridad
jurídica.
Ciertamente,
una
justicia
ineficiente,
carente
de
independencia
y/o
corrupta
supone
un
costo
para
el
funcionamiento
empresarial
y
de
la
economía.
Pero
probable-
mente,
en
las
circunstancias
de
muchos
de
nuestros
países,
ese
costo
no
resulta
central
para
decidir
inversiones
y
negocios
que,
según
se
supone,
se
hallan
en
la
base
de
la
expansión
económica.
La
segunda
oferta
desmesurada
fue
la
que
"vendió"
la
reforma
procesal
penal
como
una
forma
de
combatir
y
disminuir
la
delincuen-
cia.
El
asunto
tiene
dos
vertientes:
una
teórica
y
otra
práctica.
De
un
lado,
la
relación
entre
los
niveles
de
delincuencia
y
de
represión
es
tenue
y
se
carece
de
base
empírica
para
sostener
que
es
de
naturaleza
inversa.
Lo
que
sí
puede
asegurarse
es
que
la
actividad
delictiva
se
correlaciona
inversamente
con
el
nivel
del
em-
pleo
y
positivamente
con
los
índices
de
pobreza.
La
previsión
acerca
de
la
posibilidad
de
ser
sancionado
-correspondiente
a
la
reducción
de
la
impunidad
mediante
una
aplicación
más
eficiente
de
la
justicia-
parece
operar
respecto
de
cierto
tipo
de
delitos,
que
tienen
un
peso
marginal
en
el
conjunto
de
agresiones
delictivas
que
padece
la
pobla-
ción,
básicamente
consistentes
en
delitos
contra
el
patrimonio
y
contra
la
vida
y
la
integridad
corporal.
Estos
delitos
no
parecen
susceptibles
Texto
de
la
intervención
realizada
por
el
autor
en
la
111
Conferencia
Regional
sobre
Justicia
y
Desarrollo,
organizada
por
el
Banco
Interamericano
de
Desarrollo,
Quito,
24
a
26
de
julio
de
2003.
268
•
LUIS
p
ÁSARA
PAZOS
Profesor
investigador
de
la
División
de
Estudios
Jurídicos
del
Centro
de
Investigación
y
Docencia
Económicas
(México).
de
sufrir
una
disuasión
importante
en
la
medida
en
que
se
incrementen
los
niveles
de
sanción
sobre
ellos.
La
relativa
impermeabilidad
de
los
delitos
más
frecuentes
a
la
sanción
explica
que
los
sucesivos
incre-
mentos
en
las
penas
para
este
tipo
de
delitos,
adoptadas
por
varios
de
los
países
de
la
región,
no
hayan
producido
un
descenso
de
los
índices
de
criminalidad.
De
otro
lado,
al
presentarse
la
reforma
del
sistema
de
justicia
con
una
amplia
potencialidad
respecto
del
combate
al
delito,
la
inflación
de
expectativas
sociales
resulta
rápidamente
defraudada
cuando
no
se
logra
en
efecto
resultados
significativos
en
ese
terreno.
El
desenlace
puede
ser
la
confirmación
de
un
escepticismo
ya
extendido
y
que
la
reforma
del
sistema
de
justicia
vea
mermados
su
credibilidad
y
el
consiguiente
apoyo
social
que
necesita
para
desarrollarse.
2.
Pese
a
las
prevenciones
formuladas,
el
balance
de
lo
logrado
en
las
dos
últimas
décads
en
materia
de
justicia
merece
un
examen
cuidadoso.
El
cuadro
general
del
cambio
del
sistema
de
justicia
en
la
región
es
difícil
de
resumir,
tanto
por
su
heterogeneidad
como
po,
s~.;
relatividad.
De
una
parte,
algunos
cambios
significativos
diferencian
a
las
instituciones
del
sistema
de
los
rasgos
que
tradicionalmente
las
caracterizaron.
De
otra,
los
resultados
alcanzados
han
sido
lentos,
caros,
parciales
e
insuficientes.
a.
En
el
lado
positivo
del
balance
provisional
que
puede
hacer-
se
debe
incluirse,
en
la
mayoría
de
los
países
de
la
región,
los
siguien-
tes
aspectos:
(i)
el
concepto
de
reforma
del
sistema
de
justicia
ha
sido
aceptado
y
es
política
pública;
(ii)
la
crónica
falta
de
recursos
para
atender
el
problema
ha
quedado
atrás
y
ya
no
puede
recurrirse
a
la
carencia
de
fondos
como
excusa
para
no
efectuar
reformas;
(iii)
se
selecciona
jueces
en
concursos
públicos
y
se
vigila
socialmente
el
nombramiento
de
magistrados
de
la
Corte
Suprema;
y
(iv)
la
indepen-
dencia
judicial
se
ha
empezado
a
abrir
paso.
Esto
último
ocurre
prin-
cipalmente
a
través
del
surgimiento
de
aquello
que
podría
llamarse
"jueces
disidentes";
esto
es,
personajes
que
-más
en
los
órganos
judiciales
que
en
los
Ministerios
Públicos-
han
redefinido
su
función
para
dotarla
de
independencia,
definiéndola
como
un
servicio
público
y
distanciando
su
ejercicio
de
las
necesidades
del
poder.
Este
sector
no
constituye
la
mayoría
de
la
judicatura
pero
tampoco
es
tan
reducido
como
para
ser
eliminado
fácilmente;
cuenta
con
interlocutores
en
las
organizaciones
sociales
que
siguen
el
tema
de
la
justicia;
y
son
reco-
nocidos
por
los
medios
de
comunicación.
Si
este
núcleo
existente
en
casi
todos
los
países
podrá
ser
capaz
de
constituirse
en
la
masa
crítica
del
proceso
de
reforma,
hasta
su
culminación,
es
algo
que
sólo
se
demostrará
en
los
hechos
mismos.
b.
De/lado
negativo,
la
lentitud
y
los
altos
costos
de
los
cambios
producidos
apuntan
a
una
cierta
desproporción
entre
recursos
inver-
tidos
y
logros
alcanzados.
Como
resultado,
los
sondeos
de
opinión
pública
indican
que
la
percepción
social
de
la
justicia
no
ha
cambiado
Foro
Jurídico
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba