Saqueo y estado de derecho

AutorUgo Mattei - Laura Nader
Páginas29-67
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Saqueo y Estado de Derecho
Capítulo I
Saqueo y Estado de Derecho
1.1. UNA ESTRUCTURA DEL SAQUEO
La expresión Estado de Derecho* ha ganado aceptación mucho
más allá del conocimiento especializado de los abogados,
donde tiene una larga tradición, habiendo sido utilizada al
menos ya en los tiempos de Sir Edward Coke a finales del siglo
XVI en Inglaterra. En los últimos tiempos, sin embargo, ha
alcanzado las esferas políticas y culturales, y ha entrado en el
discurso cotidiano y en el lenguaje de los medios de comunica-
ción. Ha sido pronunciado en innumerables discursos políticos,
pasea por las agendas de actores privados y públicos, y por la
lista de sueños de muchos activistas.
Lamentablemente, como casi siempre sucede con las pa-
labras de moda utilizadas en una amplia variedad de contextos
semánticos, el término ha perdido gradualmente claridad y
hoy es interpretado de maneras muy dispares. Hoy en día, el
concepto no puede, por medio alguno, ser reducido a un signi-
ficado técnico-jurídico. No es específico incluso en el lenguaje
* N. del E. (Nota del editor): Rule of Law en el texto original.
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Ugo Mattei | Laura Nader
informal de los abogados y mucho menos en el común uso
diario. A pocos de sus usuarios parece importarles esta falta de
precisión, que deriva de la amplia variedad de nuevos significa-
dos que el concepto ha adquirido a través del tiempo, espacio
y de las diferentes comunidades de usuarios. Estado de Derecho
casi nunca es cuidadosamente definido como un concepto, los
usuarios de la expresión aluden a significados que ellos asumen
como claros y objetivos, pero que en realidad no lo son. Estado
de Derecho se ha convertido así en parte de esa dimensión del
conocimiento tácito descrita por Polanyi en su clásico estudio
de la comunicación humana1. Naturalmente, este sería un
fenómeno perfectamente inocente y común que no valdría la
pena investigar, si no fuera por las serias consecuencias políticas
de la frase en diferentes contextos2.
Podemos comenzar observando que las connotaciones de
la expresión Estado de Derecho siempre han sido implícitamente
positivas. El legendario constitucionalista del siglo XIX Albert V.
Dicey sostuvo, por ejemplo, que el Estado de Derecho fue el rasgo
que distinguía a la civilización constitucional liberal británica
en contraposición a la tradición autoritaria francesa basada en
el Derecho Administrativo. Hoy en día, el concepto está indi-
solublemente ligado a la noción de democracia, convirtiéndose
así en un potente y casi indiscutible ideal direccionado positi-
vamente. ¿Quién podría argumentar en contra de una sociedad
gobernada por la democracia y el Estado de Derecho? En realidad,
sería como argumentar en contra del Derecho siendo justo, o en
contra del mercado siendo eficiente. En este libro, nosotros no
estamos llevados por un deseo de argumentar en contra del Esta-
1 PolAnyi, Michael, The Tacit Dimension, Magnolia, Peter Smith
Publisher, 1983.
2 Respecto de poderosas implicaciones de los significados vagos, o lo
que él llama “palabras plásticas”, véase Porsken, Uwe, Plastikworther.
Die Sprache einer internationalen Diktatur, Stuttgart, Klett-Cotta, 1989.
Para una similar observación del Estado de Derecho como una noción
vaga, véase AjAni,G., “Navigatori e giuristi. A proposito del trapianto
de nozioni vaghe”, en Bertorello, Valentina (ed.), Io comparo, tu compari
egli compara: che cosa, c ome, perché, Milán, Giuffre’, 2003, pp. 3–18.
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Saqueo y Estado de Derecho
do de Derecho. Solo queremos obtener una mejor comprensión
de esta poderosa arma política para cuestionar su estatus casi
sagrado, analizando a éste como un artefacto cultural occidental
estrechamente vinculado con la difusión de la dominación política
occidental. Vamos a tratar de desentrañar su relación con el
ideal de democracia y, por el contrario, identificar su estrecha
asociación con otra noción, la de saqueo.
Aclaremos, antes de continuar, lo que entendemos por el
término saqueo. El American Heritage Dictionary define saqueo
como “el robo de bienes por la fuerza, especialmente en tiempos
de guerra; pillaje” y saqueo (el sustantivo) como “bienes robados
por fraude o fuerza”. Es la última definición la que especialmente
trae a la mente el lado oscuro del Estado de Derecho. Nosotros
abordamos tanto el saqueo por la fuerza como el saqueo por el
fraude, ambos envueltos en el Estado de Derecho por ilustres
juristas y abogados. Nosotros seguimos el desarrollo del apoyo
esencial que el Estado de Derecho ha prestado al saqueo. Pero,
¿qué del saqueo mismo? El término evoca imágenes de hara-
pientos conscriptos luchando por cofres de oro siglos atrás. En
lo que sigue, vamos a expandir lo que comúnmente se entiende
por saqueo mucho más allá de estas connotaciones. Por su parte,
el rol de apoyo que el Estado de Derecho ha jugado es el de
constreñir el significado de la palabra saqueo a los actos que la
mayoría de nosotros pensamos que somos incapaces de cometer.
Una noción amplia de saqueo lo definiría como la desigual
distribución de los recursos por parte de los fuertes a expensas
de los débiles. Pero tal enfoque debe dirigirse a un problema
concreto y adaptarse para incluir nociones de legalidad e
ilegalidad. Debe adaptarse hasta el punto donde los niños se
mueren de hambre en medio de escenas de violencia catastró-
fica, mientras que a miles de kilómetros de distancia (o solo
a pocos kilómetros de distancia si observamos las penurias de
niños inmigrantes ilegales sin seguro médico en el Valle Central
de California) algunos un poco mayores pasean en un vehículo
todo terreno deportivo de 3 toneladas a gas. Ahora dibujamos
una conexión entre los dos: el saqueo. O tomar a un agricultor
que no tiene derecho legal para utilizar los tipos de semillas que

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