Un registro mundial de la propiedad

Por Presidente de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional¿Se imagina cómo se podrían mejorar servicios como educación, salud y acceso a sistemas de agua potable y saneamiento en América Latina con más de US$340.000 millones en manos de sus gobiernos? Eso es lo que cuesta al año la evasión fiscal en la región, el equivalente de 6,7% de su PBI total. A esta cifra, calculada en el 2016 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), habría que sumar las pérdidas que derivan de las estrategias de elusión fiscal por las grandes empresas. Las multinacionales fijan los precios de las transacciones entre sus subsidiarias garantizando que las ganancias sean gravadas en los países donde los impuestos son más bajos y no necesariamente donde realmente tiene lugar la actividad económica y la creación de valor. Estas maniobras, muchas veces dentro de la legalidad, costaron a la región unos US$765.000 millones entre el 2004 y el 2013. Con la globalización financiera, las oportunidades de optimización fiscal se han multiplicado para las multinacionales. Ellas concentran hoy beneficios gigantescos en un puñado de paraísos fiscales, gracias a una poderosa industria de intermediarios (bancos, consultorías y despachos de abogados). El economista Gabriel Zucman calcula que, a nivel mundial, más del 40% de los beneficios obtenidos por las multinacionales se traslada artificialmente a paraísos fiscales. Estos impuestos que se esquivan se compensan con tributos más elevados a la clase media y trabajadora, haciendo mucho más difícil que estos grupos de la población ahorren o acumulen riqueza, y aumentan, por lo tanto, los niveles de desigualdad en el mundo entero. Desde 1980, el 1% de los más ricos a escala global recibió el doble de ingresos que el 50% más pobre, a pesar del hecho de que este grupo experimentó un incremento significativo en su ingreso gracias a las altas tasas de crecimiento en Asia.En los paraísos fiscales se esconde el 10% del PBI mundial en formas de depósitos, acciones, bonos y fondos de inversión. Esta es una estimación conservadora, que además varía mucho según los países: la riqueza escondida no pasa de 5% en las naciones del norte de Europa, pero esta cifra se eleva a cerca de 15% en Europa continental y hasta un 60% en Rusia, los países del golfo y algunos de América Latina. De hecho, según Oxfam, la utilización de territorios ?offshore? se multiplicó por cinco en...

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