A punto de despegar

Imagínese que pisa el acelerador apenas el semáforo cambia de rojo ámbar y por un instante quizás porque las pista está un poco húmeda, las llantas giran inútilmente antes de ganar tracción. Es un fenómeno común y, usualmente, inocuo. Pocos minutos después, ya está manejando con normalidad y casi ha olvidado el incidente. Esto me recuerda la situación actual de la economía estadounidense.

Las noticias económicas están llenas de ansiedad. ¡Los precios de las materias primas están altísimos! ¡Las empresas no encuentran trabajadores! ¡Hemos regresado a los años 70!

Hay que calmarse. En gran medida, estamos experimentando el equivalente económico de lo descrito con el carro que acelera.

Es cierto que hay asunto coyunturales que necesitan discutirse: ¿En qué magnitud la ausencia de clases escolares presenciales y la falta de cuidado infantil está alejando del mercado laboral a las madres? ¿Los nuevos subsidios al desempleo están provocando renuencia a aceptar puestos de baja remuneración?

También hay preguntas genuinas respecto a cómo estaremos el próximo año. ¿La economía podría comenzar a recalentarse forzando a la Reserva Federal a pisar el freno para prevenir una inflación de largo plazo? No creo que sea el escenario más probable, aunque sí es una posibilidad. Sin embargo, la mayoría de los actuales titulares alarmistas refleja lo que se esperaría de una economía que está tratando de pasar de 0 a 100 km/h en apenas segundos.

A inicios del año, el país se hallaba en lo profundo de la pandemia. Las muertes diarias por covid-19 superaban las 3,500, las más elevadas desde que brotó el virus. Partes de la economía que dependen del contacto físico cercano estaban mayormente paralizadas: según el servicio de reservas en restaurantes OpenTable.com, había 60% menos comensales que en similar periodo prepandemia.

Hasta que llegó una notablemente exitosa campaña de vacunación. Las muertes se han reducido más de 85% y siguen disminuyendo. A medida que el miedo retrocede, la economía se está potenciando en lo que podría resultar la recuperación más rápida en el país. Por ejemplo, las reservas en restaurantes casi han retornado a la normalidad. ¿Por qué alguien imaginaría que alcanzar esa repentina aceleración no dejaría marcas de llanta en la pista y, tal vez, el olor a caucho quemado?

Es por ello que los operadores de aserraderos, que esperaban una larga recesión, se quedaron cortos de inventarios, lo que provocó que el precio de la madera se dispare...

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