La 'Primavera' de Cádiz: libertad de expresión y opinión pública en el Perú (1810-1815)

AutorTeodoro Hampe Martínez
CargoHistoriador y Catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Páginas104-120
Bicentenario Constitución de Cádiz 1812 - 2012
LA “PRIMAVERA” DE CÁDIZ: LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Y OPINIÓN PÚBLICA EN EL PERÚ (1810-1815)
Por: Teodoro Hampe Martínez
Historiador y Catedrático de la Ponticia Universidad Católica del Perú
y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
os diputados reunidos en las Cortes generales y extraordinarias de los años 1810-1814
emitieron una serie de resoluciones novedosas, incluyendo el decreto de la libertad de
impresión del 10 de noviembre de 1810. En la Gaceta de Gobierno de Lima, el 18 de abril
del año siguiente, se publicó este decreto cuyo artículo primero declaraba la libertad de
imprimir y publicar las ideas políticas “sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna1.
Es un hecho evidente que la libertad de imprenta abrió la circulación de una serie de papeles,
válidos para hacernos una idea del ambiente ideológico y social que rodeó el proceso de la eman-
cipación. Con esa medida nuevas versiones, inclusive opuestas a las ociales, lograron ser leídas
y discutidas en público, aunque fueran eventualmente reprimidas.
Cuando las Cortes reunidas en la Península decretan la libertad de imprenta, era virrey
en Lima el astuto don José Fernando de Abascal, monárquico duro, quien no tuvo más remedio
que disponer que cualquiera podía publicar sin pedirle permiso a nadie. Y entonces surgió la
polémica: conservadores eran los que estaban a favor de la monarquía de poder absoluto y libe-
rales quienes también apoyaban a la monarquía, pero con parlamento, para equilibrar el ejercicio
del poder. Todo el periodismo sin censura que circuló en aquella etapa -conocida también como
la “primavera” de Cádiz- estuvo impregnado de la discusión que evidenciaba que los peruanos
estaban divididos entre conservadores y liberales2.
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Podemos decir, en breve, que el decreto de la libertad de imprenta se cumplió muy
tímidamente en la América española, y sobre todo en el Perú, ya que las autoridades reconocían a
la prensa como uno de los medios más ecaces para la propagación de doctrinas subversivas. La
circulación de ideas ha constituido siempre un peligro, porque coloca al alcance de más lectores
nuevas formas de pensar y plantearse otras interrogantes. En el Perú, la prensa contestataria
fue precaria entre 1811 y 1815, y es necesario indicar que los nacidos en el país tuvieron una
participación secundaria, si se contrasta con los grandes artíces del periodismo de entonces3.
Uno de los mayores especialistas en el entramado político e ideológico de esta época,
Víctor Peralta Ruiz, advierte que es importante reexionar la evolución e impacto de la prensa
a partir de las complejas redes de comunicación en que se insertaba. En este ámbito cobra tanta
importancia como el análisis de los contenidos y la orientación ideológica de los periódicos, el
alcance de su difusión entre quienes los consumían en su condición de suscriptores y lectores, la
tirada y los lugares de venta de los mismos, los espacios formales e informales en que se practicaban
tales lecturas, su capacidad de difusión más allá del espacio en que se editaban, la discusión que
generaban con otros medios de comunicación impresos o manuscritos y, por último, el grado en
que tales polémicas traspasaron el ámbito de lo privado y se insertaron plenamente en un debate
de interés público4.
1. Pasquines y prensa peruana del siglo XVIII
Además de una serie de relaciones, noticiarios, gacetas y periódicos que aparecieron de
manera dispersa, fue usual en el tiempo de la Colonia la circulación de pasquines u hojas volantes,
que se imprimían clandestinamente y servían para canalizar las inquietudes y quejas de algunos
grupos sociales inconformes. La utilización de los pasquines (que se colocaban, anónimamente,
en las puertas de las iglesias o en los muros de las calles) se acentuó durante la segunda mitad
del siglo XVIII, al agudizarse el descontento por las medidas de presión scal que imponía el
régimen de los Borbones. Más aun, se puede hablar de una “guerra de los pasquines”, ya que el
mismo instrumento de propaganda fue empleado por el bando contrario -el afín a la Corona-
para repeler las críticas y justicar el orden establecido.
Momento culminante de dicha efervescencia política fue el año 1780, en que estalló
la gran rebelión andina del cacique Túpac Amaru en el Cuzco. Pocos meses antes, ese mismo
año, había surgido en Arequipa un movimiento contrario al régimen español. Se caracterizó
esta revuelta por los pasquines que llamaban a desobedecer al corregidor de la provincia5.
Cf. Martínez Riaza, Ascensión. «Los orígenes del periodismo doctrinario en Perú: el caso conictivo de “El Peruano”».
En Quinto Centenario (Madrid), vol. 3, 1982, p. 111.
Gargurevich, Juan. «Conservadores vs. liberales». En La Primera (Lima), nº 1991, 4 de septiembre de 2010.
Proyecto de Constitución política de la monarquía española (Cádiz, 1811), p. 15. Cit. en Rivara de Tuesta, María Luisa.
Ideólogos de la Emancipación peruana. 2ª ed. Prólogo de Mario Magallón Anaya. Toluca: Universidad Autónoma del
Estado de México, Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, 1988, cap. III, p. 21.
Peralta Ruiz, Víctor. «Prensa y redes de comunicación en el virreinato del Perú, 1790-1821». En Tiempos de América
(Castellón), vol. 12, 2005, p. 114.
Cf. Galdos Rodríguez, Guillermo. La rebelión de los pasquines; un intento emancipador de Arequipa colonial (1780).
Arequipa: Editorial Universitaria, 1967.
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