Políticamente peligrosa

Lejos de dejar sin efecto su decisión de prohibir a sus trabajadores exhibir símbolos religiosos, la presidenta del Concytec ha publicado un comunicado pretendiendo justificar dicha medida. Sostiene que las expresiones religiosas no pueden realizarse en los espacios públicos, como Concytec, sino que deben reservarse a las esferas privadas de las personas. Una situación preocupante porque significa que una funcionaria del Estado se resiste a cumplir con las normas constitucionales y legales que garantizan lo contrario.

En efecto, la Constitución garantiza el derecho fundamental de toda persona a la libertad religiosa y precisa que el ejercicio “público” de las confesiones es libre (artículo 2:3). La Ley de Libertad Religiosa (Ley 29635) señala también que “el ejercicio “público” y privado de este derecho es libre” (artículo 1) y que la libertad de religión comprende, entre otros, el derecho a “practicar de forma individual o colectiva, en “público” o en privado, los preceptos religiosos de su confesión, sus ritos y actos de culto” (artículo 3). Reiteradamente, pues, la Constitución y la ley garantizan el derecho de toda persona a expresar su religiosidad tanto en los ámbitos públicos como en los privados. Una conclusión confirmada por nuestro Tribunal Constitucional. Sí, así como se lee: en un proceso de amparo donde se pretendía que el Poder Judicial retirase los símbolos religiosos que pudieran existir en sus instalaciones, el Tribunal Constitucional recordó que si bien “la laicidad es incompatible con un Estado que se considere defensor o protector de una determinada confesión”, al mismo tiempo es incompatible “con un Estado que promueva el ateísmo o el agnosticismo o el destierro del ámbito público de toda expresión de origen religioso”. Por ello, el Tribunal Constitucional desestimó la demanda y señaló que “la incompetencia del Estado ante la fe y la práctica religiosa no significa la promoción del ateísmo o agnosticismo con la eliminación de símbolos religiosos de la esfera pública o la imposición de una ideología antirreligiosa, ignorando...

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