Una plaga imprevista que evidencio vacios previsibles.

AutorLerner, Dan
CargoTIERRA ADENTRO

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

"En setiembre del año pasado, algunos agricultores se percataron de que sus plantas tenían manchas en las hojas. Estaban alarmados porque temían que fuera una enfermedad que conocían y sabían que podía afectar gravemente sus cultivos", afirma Isabel Canchaya, directora de la oficina del Ministerio de Agricultura en Villa Rica.

La temida enfermedad era la roya amarilla. A estas alturas, la mayoría de peruanos ha escuchado hablar o leído sobre el tema: una gran crisis en el sector cafetalero, que terminó en un paro de 48 horas, y que se debe al crecimiento voraz de un hongo que destruye las plantas de café. Unos puntos de color anaranjado (técnicamente pústulas) aparecen en las hojas, después de haber trepado por los nervios de la planta. La enfermedad puede --y en muchos casos lo hace--afectar la semilla del café, el grano que luego será exportado y que terminaremos consumiendo en una tacita en cualquier lugar del Perú y el mundo.

El gran debate alrededor de este fenómeno es si se pudo prever y evitar los daños ocasionados. La respuesta de Wálter Zúñiga, del Programa Selva Central de desco, es que los indicios señalan que se pudo prever. Según Zúñiga, "hay un patrón que se repite en el tiempo y que podría haber ayudado a prevenir el problema: se dice que entre 1950 y 1952 hubo una plaga de roya amarilla que afectó los cultivos en la selva central, principalmente en Satipo. Hubo, luego, otro ataque entre el 80 y el 81 en la misma zona. El patrón indicaba que treinta años después (es decir ahora mismo) se podía repetir el fenómeno. Y así fue", concluye Zúñiga.

De esto se desprende otro vacío institucional: no hay registros oficiales de la historia de la agricultura en el Perú que sirvan para anticiparse a estos fenómenos. Si hubiera uno, menciona Zúñiga, se habría podido prevenir, porque aparentemente esta plaga es cíclica y el ciclo se está cumpliendo.

La roya es un problema nacional por un motivo importante: el café es nuestra plantación principal, en palabras del ministro de Agricultura Milton von Hesse. Según los cálculos tardíos del Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), son cuatrocientas mil hectáreas las que se podrían verse afectadas por esta plaga. Algunas zonas y regiones del país viven básicamente de la exportación del café. Es el caso de Villa Rica, que se jacta de tener el mejor café del mundo, ganador de concursos internacionales. Es cierto: en Villa Rica se respira café en las esquinas, es el producto que enorgullece a sus habitantes.

Pero no solo eso: también es la fuente de trabajo de una gran parte de la población. Los productores de café constituyen la columna vertebral económica de una ciudad que cada día crece, y que está cada vez más conectada con los grandes polos comerciales nacionales e internacionales. De acuerdo con Zúñiga, se prevé que a consecuencia de la roya la producción de café de la zona...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR