Notas sobre Democratización y Derechos Colectivos

AutorEdgardo Balbín Torres
Páginas64-68
En
ocasión
pasada,
leyendo
un
texto
de
Albert
Hirschman
encon-
tré
una
curiosa
cita
en
la
que
este
renombrado
economista
hacía
referencia
a
una
muy
repetida
fórmula
sobre
el
manejo
de
los
asun-
tos
estatales.
Señalaba
el
autor
que
un
militar
argentino,
en
ejercicio
de
algún
cargo
político
luego
de
un
golpe
de
Estado,
le
había
co-
mentado
que
dado
que
en
Argentina
no
era
posible
lograr
todos
los
objetivos
políticos,
sociales
y
económicos
al
mismo
tiempo,
habían
decidido
proceder
por
etapas:
"Primero
señalaba-
debemos
resolver
los
problemas
económicos,
es
decir,
restaurar
la
estabilidad
econó-
mica
y
estimular
el
crecimiento.
Después,
buscaremos
mayor
igual-
dad
social;
y
sólo
entonces
estará
listo
el
país
para
una
restauración
de
las
libertades
cívicas
y
otros
avances
políticos'ry.
Evidentemente,
este
tipo
de
razonamiento
bastante
extendido
en
nuestra
realidad
latinoamericana-
denota
ya
una
primera
convicción
que
pretendo
discutir
en
este
texto:
los
problemas
económicos
pueden
ser
resueltos,
o
es
conveniente
que
sean
resueltos,
al
margen
de
la
igualdad
social
e
incluso
con
postergación
o
limitación
de
las
libertades
civiles
políticas
y
de
los
derechos
fundamentales.
En
esta
misma
línea,
se
ubican
también
quienes
señalan
que
lo
realmente
prioritario,
por
interesar
a
los
pobres,
no
es
garantizar
las
libertades
políticas
y
los
derechos
humanos,
sino
erradicar
la
pobreza
y
el
sufrimiento
2
Pero
no
sólo
eso.
El
razonamiento
citado
deja
entrever
también
una
segunda
idea
de
fondo:
que
el
diagnóstico
de
cómo
salir
de
una
crisis,
de
qué
es
lo
primero
que
hay
que
hacer,
o
de
qué
es
lo
que
realmente
quieren
o
necesitan
los
pobres,
lo
realiza
en
forma
exclusiva
y
unilateral
quien
detenta
el
poder.
Es
decir,
quien
tiene
poder
de
mando
parece
convencerse
tarde
o
temprano,
de
saber
lo
que
le
hace
falta
a
los
ciudadanos
o
lo
que
realmente
quieren
los
pobres.
Incluso,
muchos
gobiernos
elegidos
democráticamente
ma-
nifiestan
este
tipo
de
convicción
cuando
consideran
que
el
sólo
hecho
de
haber
sido
elegidos
"democráticamente"
para
gobernar
funda
una
"sintonía
necesaria
y
permanente"
con
los
gobernados
que
los
instituye
en
sus
intérpretes
auténticos
y
perpetuos.
Cómo
si
la
democracia
acabara
junto
con
el
proceso
electoral.
Pues
bien,
pasemos
a
hurgar
estas
dos
ideas.
Evidentemente,
como
lo
han
señalado
ya
algunos
economistas
y
como
lo
ha
recalcado
repetidamente
la
Organización
Internacional
del
Trabajo
OIT
-cuyo
carácter
tripartito
expresa
el
consenso
de
los
acto-
res
en
las
relaciones
laborales-
las
libertades
civiles
y
políticas,
los
derechos
humanos
y
las
libertades
de
información,
expresión
o
parti-
HIRSCHMAN,
Albert:.
Enfoques
a~emativos
sobre
la
sociedad
de
mercado.
México:
Fondo
de
Cultura
Económica,
1989,
p.
37.
El
interesante
detalle
de
esta
discusión
puede
verse
en
SEN,
Amartya.
Desarrollo
y
Libertad.
Buenos
Aires:
Planeta,
2000,
p.
184.
64
¡g
NOTAS
SOBRE
DEMOCRATIZACIÓN
Y
DERECHOS
COLECTIVOS
EDGARDO 8ALBÍN TORRES
Profesor
de
Derecho
Laboral
en
la
Pontificia
Universidad
Católica
del
Perú.
cipación,
no
sólo
no
son
incompatibles
con
la
reactivación
económica,
sino
además
son
su
condición
necesaria
pues
aseguran
que
los
sacri-
ficios
o
los
beneficios
de
la
crisis
o
del
crecimiento
serán
distribuidos
en
forma
equitativa
3.
Cuando
en
un
contexto
determinado
se
respeta
la
libertad
de
ser
oposición,
se
brinda
información
y
se
respetan
los
cana-
les
de
expresión
de
las
voces
discrepantes;
se
garantiza
además
que
los
riesgos,
los
esfuerzos
y
los
beneficios
serán
repartidos
y
que
la
crisis
no
será
sólo
la
"crisis
de
muchos"
y
el
crecimiento
no
será
sólo
el
"crecimiento
de
pocos"
4
Pensemos
en
nuestro
sistema
político.
Al
margen
de
la
evalua-
ción
de
la
justicia
de
las
reivindicaciones
planteadas,
es
cierto
que
la
labor
de
la
oposición
y
las
demandas
de
diversos
sectores
de
la
población
en
ejercicio
de
sus
libertades
políticas
y
de
reunión
y
manifestación
han
alertado
a
quienes
gobiernan
sobre
una
posible
distribución
inequitativa
de
los
sacrificios
y
los
beneficios.
Y
quien
gobierna,
a
veces
luego
de
mucho
tiempo,
se
ha
visto
obligado
a
escuchar
y
considerar.
Sin
duda,
el
ejercicio
efectivo
de
los
dere-
chos
civiles
y
políticos,
al
canalizar
y
dar
forma
a
voces
discrepan-
tes,
permite
que
el
desarrollo
sea
real;
es
decir,
que
sea
el
desarro-
llo
de
todos
o,
al
menos,
de
muchos.
La
postura
que
posterga
las
libertades
políticas
y
los
derechos
funda-
mentales
en
favor
del
crecimiento
económico,
y
que
cree
encontrarse
en
plena
y
eterna
sintonía
con
los
gobernados
al
extremo
de
afinnar
saber
siempre
lo
que
quieren-
es
típica
de
las
dictaduras
y
de
los
autoritarismos,
a
veces
no
sólo
provenientes
de
gobiernos
militares.
Es
cierto
que
en
muchas
dictaduras
no
se
aprecian
protestas
o
disconfonnidades.
Y
no
las
hay
no
porque
no
haya
discrepancias
o
diferencias,
sino
porque
instauran-
do
la
"cultura
del
secreto"
las
dictaduras
cierran
los
canales
de
infonnación
y
expresión;
reprimen
la
discrepancia;
asumen
que
todos
somos
iguales
y
queremos
lo
mismo
o,
peor
aún,
dan
por
descontado
que
todos
quere-
mos
lo
que
quienes
gestionan
el
poder
de
modo
autoritario
quieren.
Muchas
dictaduras
niegan
libertades
básicas
en
favor
del
creci-
miento
económico
y
señalan
luego:
"así
es
el
crecimiento
económico";
"este
es
su
precio".
Luego,
repentinamente
y
como
lo
acabamos
de
Puede
verse
el
discurso
presentado
por
el
Sr.
Juan
Somalia,
Director
General
de
la
OIT,
a
la
Tercera
Conferencia
Ministerial
de
la
OMC:
"Un
trabajo
decente
para
todos
en
una
economía
globalizada:
Una
perspectiva
de
la
OIT";
presentado
en
Seattle,
30
de
noviembre-
3
de
diciembre
(www.ilo.org)
Contra
la
opinión
frecuentemente
expresada
de
que
la
democracia
es
un
lujo
que
un
país
pobre
puede
permitirse,
SEN
pone
de
relieve
su
importancia
para
la
vida
humana,
pues
además
de
conformar
una
libertad
importante
por
misma,
resulta
"instrumental"
a
otras.
La
democracia
permite
mejorar
las
posibilidades
de
muchos
sectores
de
la
población
para
expresar
y
defender
sus
demandas
de
atención
política.
La
formación
de
nuestros
valores
debe
ser
documentada
y
no
reglada,
y
ello
requiere
de
un
contexto
democrático
que
facilite
la
comunicación,
la
circulación
libre
de
información
y
el
debate.
SEN,
Amartya.
Desarrollo
y
Libertad.
Op.
Cit.,
p.
183
y SS.
Foro
Jurídico

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