Si no fuera por las imágenes

AutorCristián Santibáñez
Páginas281-311
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Si no fuera por las imágenes
10.1. INTRODUCCIÓN
Si no fuera por las imágenes, nuestras mandíbulas, boca y labios,
problamente tendrían otra sonomía. Un alien verbal —de hecho, ¡co-
nozco a varios! Si no fuera por las imágenes, no hubiésemos tenido tanta
expresión visual sobrecogedora... La lista de logros —sublimes— es larga.
Precisamente, porque no es ajeno a nuestra manifestación cognitiva más
elemental, abordaré en este último capítulo el vínculo entre razonamiento,
argumentación e imágenes.
Como el lector recordará, he hecho de la cautela un hábito: me parece,
como tendremos ocasión de ver en lo que sigue, que la literatura en el campo
de estudios de la argumentación que se dedica a la argumentación visual
—con contadas excepciones—, ha cometido dos errores: primero, no ha
analizado en profundidad la dependencia, digamos, estructural de las habi-
lidades verbales respecto de patrones cognitivos visuales; y en segundo lugar,
proceden muchos autores como inventando la rueda, cuando en realidad
en disciplinas aledañas, como la semiótica, se han dispuesto con bastante
antelación conceptos para referise a los mismos fenómenos; de modo que
mi acercamiento, aunque pueda adolecer de otras debilidades, al menos de
forma básica describirá ciertos aspectos de los patrones cognitivos que se
encuentrana a la base de procesos de razonamiento espacio-visual; utilizaré
términos ya con cierta historia en disciplinas anes que son metodológica-
mente muy útiles para efectos de análisis de casos; y caracterizaré la manera
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en que se maniesta la práctica argumentativa a través de las imágenes con
ejemplos provenientes de distintas realidades socioculturales.
Así, en 10.2. sintetizaré, esa es la verdad, lo que se ha establecido
sobre razonamiento espacio-visual, ya que este tipo de investigación ha
examinado de cerca las distintas formas en que se forma cognitivamente el
reconocimiento de objetos, el uso de espacios, la unión entre imaginación y
experiencia perceptiva; en 10.3. trataré resumidamente cómo la teoría de la
argumentación contemporánea se ha ido acercando, de hecho tardíamente,
aunque en la década de 1990 se registran ciertas publicaciones, al problema
de la argumentación visual; en 10.4. detallaré una opción conceptual y
metodológica para analizar argumentos visuales que explica el componente
verbal utilizando losofía analítica; y en las conclusiones reexiono propo-
niendo que la argumentación visual debe verse como una manifestación de
cognición extendida y distribuida.
No está demás en esta introducción repetir el valor de la imagen uti-
lizando una perspectiva antropológica, solo con el n de despejar que este
dominio sí es de primerísima importancia para cualquier disciplina. Como
lo he indicado en otros lugares (Santibáñez, 2003), un punto de arranque es
recordar que la gran fuente de información y conocimientos que el humano
posee, sobre todo en la infancia, proviene del sentido de la vista y que la
imagen propiamente tal es la forma más poderosa que este sentido capta.
Por otra parte, los antropólogos han demostrado que las imágenes, esto es,
su construcción, está vinculada con el instinto natural de conservación y
que desde siempre las imágenes, en el reverso de su signifcado, se vinculan
también con la muerte, la negación de la vida. Como si fuera un bálsamo,
la imagen se ha utilizado para rendir honores en la tumba, trasladando de
un lado a otro la imaginación plástica de representar a nuestros difuntos y
a nuestro pasado. Debray (1994) en esto es orientador: las sepulturas de los
grandes antepasados fueron nuestros primeros museos y los difuntos nuestros
primeros coleccionistas: sepulturas del Auriñaciense y dibujos de color ocre
ejecutados sobre hueso treinta mil años a.C.; composiciones radiantes de
Lascaux o tumbas reales de Micenas con sus marcas funerarias mil quinientos
años a.C.; bajorrelieves de las sepulturas romanas, catacumbas cristianas,
guras yacentes de bronce del siglo XI... etc.; registros que eternizan los
rostros y orientan, con cuidado religioso muchas veces, las pisadas venide-
ras de las generaciones futuras. Dicho en breve: la imagen antropologiza el

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