Neymar, Messi, Ronaldo y otros modelos de conducta

AutorMartin Caparrós

MADRID — En esta ciudad el verano es un crimen, casi 40 grados cada día y no pasa gran cosa. Ya se sabe: con el calor se instala el tedio. Nada, casi nada: la semana pasada el jefe de gobierno, Mariano Rajoy, se sentó ante tres jueces para responder sin responder por la financiación confusa de las campañas de su Partido Popular; esta semana uno de los mayores contribuyentes individuales del país un señor Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro pasó por otro tribunal que dice que no contribuyó 14,7 millones de euros en impuestos y puede darle siete años de cárcel; horas después el Tribunal Constitucional anuló las nuevas reglas de funcionamiento con que el Parlamento catalán pretende independizarse de España. Nada, muy poca cosa, así que los medios no paran de hablar de la venta de un muchacho de 25 años.

Las palabras importan. Es curioso que los futbolistas, las grandes estrellas de estos tiempos, se compren y se vendan.

Durante muchos siglos nos pareció normal que las personas pudieran traficarse; ahora, cuando lo consideramos poco edificante, los que siguen sometidos a esa práctica son ellos, los héroes de estos días sin héroes. Solo que se venden y se compran tan caros que no parece una desgracia sino un privilegio: aspiración a que te compren y te vendan.

Neymar da Silva Santos Júnior nació en Santos, Brasil, en 1992. Tuvo su primer contrato cuando cumplió 10 años y a los 14 ya era muy vendible. Las idas y vueltas fueron largas; al fin, en 2013, el Fútbol Club Barcelona lo compró. Dijo que había gastado 57 millones de euros; tiempo después la justicia española descubrió que habían sido 86 y procesó por fraude fiscal al club y a su presidente. Ahora se confirma que es el protagonista de la operación más cara de la historia del fútbol: el Paris Saint-Germain pagará 260 millones de dólares para que vista su camiseta (con el número 10 en la espalda).

Neymar ganó muchos torneos en Barcelona. Formaba un "tridente" junto con Messi y Suárez, argentino y uruguayo, que pasaba por ser la mejor delantera del planeta pero hoy anunció que se iba. No dice por qué; algunos suponen que influye el hecho de que en París ya no será el segundo de nadie; todos suponen que también influye el hecho de que le van a duplicar el sueldo: serían, se dice, unos 30 millones de euros al año; más muchos más por propagandas y esas cosas.

Los que lo compran tienen o pretenden tener una fortuna inagotable. Es una empresa catarí encabezada por Nasser Al-Jelaifi, un ministro...

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