Nadine, primera ministra de facto

Por Juan Paredes Castro. Editor central de políticaLa intolerancia con que Nadine Heredia trató de evitar la publicación de su entrevista con la revista ?Cosas? revela su temor de poner en evidencia lo que ella no quiere corregir al interior del Gobierno: su toma de facto de las funciones del primer ministro. Se trata, claro, de su temor de perder lo que maneja. No de otro temor, supuestamente subalterno, que probablemente la tiene sin cuidado.No ha sentido temor, por ejemplo, de ejercer presión directa y a través de terceros sobre un medio de prensa independiente.¿Por qué Heredia pretendía que la entrevista quedara colgada en la grabadora de su autor: el periodista Gabriel Gargurevich?En primer lugar, porque todo lo que había dicho, conscientemente y suelta de huesos, echaba por tierra el compromiso de René Cornejo (cuando obtuvo el voto de confianza del Congreso) de que no habría más injerencia de la primera dama en las decisiones de gobierno.Esa había sido la promesa del propio presidente Ollanta Humala al día siguiente de que apareciera de madrugada, con el rostro lívido y rodeado por su Gabinete, llamando a la sensatez y ponderación al Congreso, paradójicamente en momentos de crisis ministerial en que el Gobierno no demostraba ni una cosa ni la otra.En segundo lugar, porque sus declaraciones autoritarias y confrontacionales recogidas en la entrevista resultarían perjudiciales para su aprobación y popularidad. Por arrogante que se sienta ella, sabe que el 30% que le queda ahora podría empezar a perderlo.Nadie más preocupado, sin duda, que René Cornejo, quien no solo ve zarandeada su palabra empeñada ante las fuerzas políticas del...

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