La situación política y socio-económica en el Perú: realidad y perspectivas

AutorBaldo Kresalja Rosselló
Páginas129-146

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6.1. La realidad presente

En el Perú, el predominio de la ideas neoliberales comienza en 1990 cuando Alberto Fujimori es elegido presidente de la República. Ellas postulan, como se sabe, la necesidad de un mercado fuerte y un Estado más bien pequeño, y determinaron las políticas públicas durante toda la década del 90. Sin mayores variaciones siguen hasta ahora vigentes. Su continuidad ha dependido y depende, en mayor o menor medida, de su grado de aceptación entre los principales líderes políticos y las fuerzas que los sostienen dentro y fuera del Estado.

Las reformas de los años 90 fueron fruto de un conjunto de factores, destacando entre ellos la creciente desconfianza de la población hacia el rol que jugaba el Estado en lo económico en la década del 80, una de cuyas manifestaciones fue el abandono de las políticas sociales, en la medida que las preocupaciones por la reducción de la pobreza y la redistribución del ingreso fueron relegadas sistemáticamente a un segundo plano,Page 130 y por las crisis periódicas en la balanza de pagos. También adquirió importancia la necesidad de llevar adelante una reforma institucional, como condición necesaria para hacer posible la recuperación económica, lo que hizo fortalecer a los Bancos centrales y a los Ministerios de Economía, todo ello liderado por el Poder Ejecutivo que asumió una postura más gerencial y profesional. El éxito de las políticas públicas al lograr una estabilidad macroeconómica, deriva a que la efectividad del Estado se midiera en relación a una serie de retos macroeconómicos no resueltos en las áreas de redistribución del ingreso, eficiencia y competitividad. La persistencia de estos problemas hace pensar, sin embargo, que los diseñadores de la política económica siguieron demasiado literalmente los dictados neoliberales de un Estado minimalista. Como se ha señalado repetidamente es preciso cultivar instituciones que usen el ímpetu del mercado pero que aminoren su pleno impacto, puesto que sin directivas y visión institucionales, los mercados más libres anularán la capacidad de competir generando un alto costo social181.

Ahora bien, algunos analistas creen que “la liberalización económica, tal como fue aplicada en el Perú, ha sido en muchos aspectos un cambio positivo frente al triste récord de la década de 80”182. Sin duda, la captura de los líderes de Sendero Luminoso ayudó a preparar un escenario que hacía posible la recuperación, lo que “incluyó el éxito en el descenso de la inflación, la restauración del control de las finanzas públicas y la realización de un programa de liberalización comercial que pone más presión sobre las empresas para que presten más atención a sus costos, calidad y cambio tecnológico”183. Sin embargo, el modelo de liberalización económica adoptado en el Perú ha tenido debilidades que se hubieran podidoPage 131 evitar: así, no ha sido beneficioso para la generación de empleo, no ha favorecido la diversificación de la producción ni de las exportaciones, ha profundizado la dependencia del capital extranjero y el régimen de la tasa de cambio ha socavado la posición competitiva manufacturera. Si bien la incidencia de la pobreza disminuyó notablemente, al finalizar el mandato de Fujimori era más alta que en 1985. La desigualdad, medida por la distribución del ingreso, permaneció prácticamente inalterable. “Esta estrategia —afirma Sheahan— ha sido más beneficiosa que dañina, pero parece inadecuada para enfrentar la magnitud de los problemas del Perú”184.

Tal como ocurre en otras partes, la defensa del paradigma neoliberal en el Perú se asienta en la idea en que el Estado es el problema y la solución es el mercado, presentando al sector privado como un factor generador de modernidad en condiciones de libertad económica. Esta argumentación, sin embargo, justifica la actual estructura de poder económico, defiende las políticas públicas de libre mercado como inevitables, convenientes, necesarias e irremplazables, condena todo intento por cambiarlas y oculta la realidad sobre el poder económico del sector privado, cada día en mayor proporción en manos de empresas multinacionales y de pequeños grupos de poder económico. No cabe duda que la globalización auspiciada por el neoliberalismo ha modificado la estructura misma de la clase empresarial, generando un corazón multinacional y oligopólico que no existía antes185. Esta nueva clase provee al país de créditos, alimentos, pensiones, energía eléctrica, telefonía, transporte, gas, y gran parte de otros bienes pero sólo un sector minoritario de asalariados trabaja para ellos. El resto de los empleosPage 132 lo brinda el Estado, la pequeña y mediana empresa, los informales, y la economía ilegal subterránea.

Ahora bien, las ideas neoliberales se vieron fortalecidas por un cambio muy rápido del sistema legal en los ámbitos económico y financiero, cambiario y laboral. Casi 1000 Decretos Legislativos y Decretos Supremos fueron puestos en vigencia entre 1991 y 1994, lo que trajo consigo una profunda alteración de la correlación de fuerzas entre las clases sociales y sus instituciones representativas, siendo visible la cada vez mayor importancia sobre el Estado de los gremios empresariales y las empresas privadas. Una de las formas en que ello se manifestó fue a través de contratos de estabilidad tributaria que se crearon con el fin de atraer capitales extranjeros e inversión a cambio de congelar el régimen tributario. De los 332 convenios celebrados el 86% corresponden a empresas multinacionales.

Como bien señala Francisco Durand, “la globalización, y las políticas neoliberales que la impulsan, han generado una estructura económica no sólo privatizada, lo que era previsible al adoptarse el nuevo paradigma, sino también extranjerizada, oligopolizada y elitista. Esta nueva trama de intereses ha logrado una efectiva captura del Estado”186. La nueva clase corporativa que ha emergido se ha convertido en un actor político privilegiado de gran poder de influencia, modelando de modo natural y constante la agenda nacional y la opinión pública, y adaptándose con rapidez a los cambios de gobierno, todo lo cual es propio de un capitalismo globalizado e institucional.

A la fecha, resulta difícil un cambio de orientación porque las fuerzas neoliberales operan con una nueva estructura de poder económico y estatal, apoyados en una regulación novedosa, todo lo cual actúa como una camisa de fuerza. Las preguntas que surgen de esta situación están vinculadas no tanto al logro de cifras macroeconómicas positivas, lo que es una realidad indiscutida, sino más bien dirigi-Page 133das a quiénes han sido y quiénes son los principales beneficiarios de las mismas. Determinados intelectuales, medios de comunicación masiva y poderes fácticos actúan hegemónicamente pregonando los beneficios del modelo y negando a todo tipo de críticas, en especial al estudio de quiénes son los que acumulan poder y cómo lo usan.

La agenda política se encuentra dominada por las afirmaciones referentes de que todo ruido político no debe afectar a los inversionistas. Se afirma que toda decisión política que los impacte es per se negativa al interés público y que los intereses de los grandes poderes económicos privados coinciden en principio con los de la población. En la agenda política hay cuestiones que nunca se mencionan, tales como la desnacionalización de la economía, la influencia privada en el Estado, los conflictos de intereses entre abogados, burócratas y empresas, y la legitimidad de los argumentos populares frente a la contaminación del medio ambiente en los enclaves extractivos-exportadores, así como la discusión sobre la satisfacción de necesidades básicas antes que el consumo para satisfacer deseos, generados por una publicidad agresiva e irrespetuosa.

En su informe de 1997, el PNUD señaló que el concepto de pobreza debía ir mas allá de lo económico debiendo considerársele multidimensional. “Más que la falta de lo necesario para el bienestar material, la pobreza puede significar también la negación de las oportunidades y opciones más básicas del desarrollo humano, vivir una vida larga, saludable y creativa es el objetivo. Tener un nivel de vida decente. Disfrutar de dignidad, autoestima, el respeto de otros y las cosas que la gente valora en la vida. De esta manera la pobreza humana abarca más que la falta de ingreso. Por cuanto el ingreso no es la suma total de la vida humana, su carencia no puede ser la suma total de la privación humana.”187. Es difícil reflejar todas estasPage 134 dimensiones de la pobreza humana en un solo indicador cuantificable, ya que la falta de libertad política o de seguridad personal difícilmente puede medirse y cuantificarse. Por eso se ha desarrollado el Índice de Pobreza Humana (IPH), que es un intento para unir en un índice compuesto las diferentes dimensiones de la privación de la vida humana, en especial de tres elementos esenciales tales como la longevidad, los conocimientos y un nivel de vida decente. Hasta la fecha, el Perú no obtiene una nota aprobatoria en su aplicación.

Dos desafíos latinoamericanos, que también se expresan en el Perú, han sido la división social interna y las grandes desigualdades. La región fracasó al no poder seguir los procesos de innovación y cambios...

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