La mujer y el islam: descorriendo el velo.

AutorBartet, Leyla
CargoCIUDADES VIOLENTAS

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Mahoma, lejos de haber inventado la poligamia la reprimió y restringió (...) Las damas irán al paraíso al igual y con el mismo derecho que los caballeros (...) y allí seguramente harán el amor, aunque de manera distinta a la nuestra.

VOLTAIRE, Questions sur l'Encyclopédie (1770)

En el texto que citamos Voltaire, con gran perspicacia y adelantándose a la crítica del orientalismo que siglos después realizara Edward Said, (1) se refiere más adelante a la islamofobia de los monjes cronistas que criticaron la toma de Constantinopla por los turcos en 1453: "Son los monjes, dice, en su guerra contra los musulmanes que tomaron Constantinopla, quienes afirmaron lo que el Corán no afirma: a saber, que todas las mujeres son esclavas, que no poseen ningún bien en este mundo y que no tienen espacio reservado en el paraíso. Todo esto es de una falsedad evidente".

Resulta estimulante imaginar al filósofo de la Ilustración cuestionando las aproximaciones al tema ya en la segunda mitad del siglo XVIII. Más de un republicano francés debería releer a sus clásicos.

En efecto, resulta difícil abordar el "problema" de la mujer en el islam sin contextualizar el tema en el marco del discurso occidental sobre la arabidad en general y la religión musulmana en particular. "En la esfera pública hay muy poco conocimiento positivo del mundo islámico y persisten esas imágenes enormemente negativas que circulan en todas partes: los estereotipos de un pueblo lujurioso, vengativo, violento, irracional y fanático persisten", afirma Edward Said en uno de sus últimos artículos. (2)

Volviendo al tema que nos ocupa, habría que empezar por preguntarse qué entendemos por violencia de género en el mundo musulmán, pues el de género es un discurso que teje redes dialécticas con los diversos elementos que constituyen el discurso global sobre el Oriente y que le deben más a la diabolización de la diferencia que a un análisis objetivo del asunto. Si por "violencia" entendemos no solo la escisión, (3) la lapidación y los castigos corporales públicos y/o privados, prácticas todas anteriores al islam y recogidas solo por algunas de sus ramas integristas, sino las libertades individuales, el derecho a la educación y al trabajo digno, la igualdad frente a las leyes, la mujer musulmana no está necesariamente peor que en otros países del mundo cristiano.

Por ejemplo, si tomamos como referencia el acceso a la educación, los informes de la UNESCO (4) al respecto pueden sorprender a más de uno: los mayores progresos en el campo de la educación dentro de los países en desarrollo han sido aquellos logrados en países musulmanes. De hecho, el primer lugar lo ocupa Azerbaiyán. Irán, Siria (en cifras anteriores al inicio de...

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