La monja peruana de Alepo

Por francisco carriónDesde Alepo, Siria?Durante el noviciado, allá en el Perú, vino a visitarnos una misionera de Medio Oriente. Nos explicó la situación en esta zona. La guerra, el calor… y tantas otras cosas. Yo me dije interiormente: ?Ni loca voy para allá?. Pero, ya ves, el Señor entendió mal?. María Sponsa Iusti Ioseph ríe. Esta peruana, oriunda de Juliaca, es una de las dos hermanas latinas de la ciudad siria de Alepo, que aún trata de curarse las heridas un año y medio después de que el gobierno de Bashar al Asad arrebatara a los rebeldes los barrios orientales de la urbe. ?Estoy agradecida a Dios por todo lo que me ha dado durante los años que he estado acá. He aprendido mucho, especialmente aquí en Siria, de cómo vivir la vida religiosa?, relata a El Comercio esta hermana de la congregación del Verbo Encarnado, de 37 años. En compañía de una brasileña y una egipcia, Iusti ?como le gusta que la llamen? administra un internado para universitarias llegadas de las zonas kurdas de Siria, el noreste del país. ?En estos momentos tenemos 13 chicas en la residencia. Proceden, en su mayoría, de Qamishli?, explica la religiosa, curtida tras un año en Túnez y dos años y medio en Egipto. ?Desayunamos con ellas y estamos durante el momento de estudiar porque si no, no estudian?, replica risueña Iusti. ?Por la tarde nos preparamos para la adoración en la catedral y la santa misa. Más tarde, preparamos la cena, vamos a estudiar con las chicas o hacemos el trabajo de sacristía. Y por la noche rezamos juntas. Cada jueves tenemos un punto doctrinal?. Aunque los escombros aún se amontonan en barrios enteros del este de Alepo, la hermana reconoce que lo peor ha quedado atrás luego de más de cuatro años de escaramuzas que segaron 30.000 vidas. ?La vida en Alepo es ahora más tranquila que antes. Tenemos más electricidad y el agua viene tres veces por semana. La vida se desarrolla mucho más tranquila e incluso hay muchos más autos transitando por las vías. La gente está menos estresada. Antes tenían el temor de que cayera un misil sobre sus casas. Todavía hay pequeños bombardeos, pero ya no es como antes?, narra.?Ha habido situaciones difíciles. Momentos en los que hubo muchos bombardeos y muy seguidos. Semanas en las que no hemos podido dormir y eso nos ha estresado un poco. Nos hemos mantenido en calma y unidas, salvando las circunstancias?, evoca la hermana. ?En una ocasión, cuando volvía de vacaciones desde Damasco, viví una situación complicada...

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