Minería y poco ambiente

AutorJurguen Schuldt

Prácticamente toda actividad productiva crea algún tipo de contaminación ambiental, directa o indirectamente. Externalidades negativas que solo pueden aceptarse hasta determinados límites, en la esperanza que se puedan evitar graves daños a la naturaleza y, por tanto, comprometer las condiciones de vida del ser humano. Los organismos internacionales o los gobiernos establecen vallas máximas que hay que respetar.

La minería no es una excepción y las empresas deberían cumplir con los diez principios que ellas establecieron en el 2002 desde el Consejo Internacional de Minería y Metales y, particularmente, con los Límites Máximos Permisibles (LMP), establecidos oficialmente para cada uno de los elementos que componen los efluentes contaminantes que afectan mares, ríos, lagunas, aire, suelos, bosques y personas. LMP que se fijan en términos precisos: miligramos por litro de agua (mg/l) según su contenido de arsénico, cobre, hidrógeno, hierro, mercurio, plomo o zinc.

En el país una miríada de empresas mineras rebasan esos estándares en porcentajes astronómicos. Uno diría que semejante comportamiento se refiere únicamente a las explotaciones mineras informales, en las que se concentran los medios de comunicación. No es así, sin embargo, como lo demuestran varios informes recientes, de los cuales los que más nos han llamado la atención son los del grupo de investigadores dirigido por Milagros Salazar (ver: www.convoca.pe). Presentan datos del enorme y reiterado incumplimiento de la minería formal a gran escala, que a cualquiera dejan perplejo. Los autores consultaron las más variadas fuentes, la principal de las cuales provino del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental...

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