Las mil y una noches del derecho concursal. Unos objetivos y principios del cuento

AutorLuis Fernando Castellanos Sánchez
Páginas199-226
Revista de Derecho
THEMIS 57
Luis Fernando Castellanos Sánchez
199
LAS MIL Y UNA NOCHES DEL DERECHO CONCURSAL.
UNOS OBJETIVOS Y PRINCIPIOS DE CUENTO*
Luis Fernando Castellanos Sánchez**
El derecho concursal se presenta como un
complejo orgánico de normas de carácter
sustancial y formal, cuyo propósito es regir
aquellas situaciones en las que un deudor
no cuenta con el patrimonio suf‌iciente
para atender las múltiples deudas asumi-
das frente a una pluralidad de acreedores.
Sin embargo, dependiendo del modelo
legislativo en cada país, el sistema con-
cursal puede adoptar una determinada
postura, en función a los intereses prefe-
rentemente tutelados. En consecuencia,
cabría preguntarse: ¿es más conveniente
un modelo concursal orientado a la rees-
tructuración de las empresas en insolven-
cia, garantizando su supervivencia en el
mercado; o resulta más benef‌icioso aquel
modelo que incrementa la ef‌iciencia en
los procesos de liquidación?
En el presente artículo, el autor expone,
con un estilo preclaro y sistemático, que
el rol principal de todo sistema concursal
es el de proteger el crédito. En tal sentido,
la orientación adoptada por cada legisla-
ción no debe ser predeterminada por la
norma, sino adoptada y ejecutada en el
caso concreto y en concordancia con las
particularidades presentadas.
* A mis padres, a buelos y hermana; po rque la experien cia de vivir con ello s ha sido el más grand e aliciente en cada et apa de mi vida. A
ellos todo el c rédito y agradecim iento.
** Abogado. Magís ter en Derecho, Economía y Políticas Púb licas por la Universidad Complute nse de Madrid y el Instituto de Investigac ión
Universit aria Ortega y Gass et. Consultor contrat ado en la Agencia de Promoción de la In versión Privada – PROINVERSI ÓN.
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“Solo en su isla, Robinso n Cru soe n o de be pre -
ocupa rse d e otr as pe rsonas cuyas accio nes p ue-
dan afectarle , como tampoco tienen que hacerlo
los car niceros y los pana deros de Adam Smi th,
que viven en un mundo con ta ntos ag entes e co-
nómic os que sus ac ciones se a nulan mutu amente.
Sin em bargo, cua ndo hay más de un agen te, pero
no tan tos como par a ignorar s in peligro a lguno su
influ encia, el c omportamie nto estrat égico plan tea
un pro blema apa rentemente irresolu ble: creo que
cree q ue creo qu e cree…, y así suce sivamente ”.
Sylvi a Nasar1
I. HABÍA UNA VEZ…
Cuenta Scheherezade2 que exi stió hace mucho s
años atrás un co merciante que sufría usur a por par-
te de un f‌inancista. Frente al no pago, el usurero
sugirió que le entregara su hija. Una señorita alta,
ojos celestes como el cielo, pelo rizado color azaba-
che, con excelent es formas y un encanto natural ca-
paz de hipn otizar a cualquier ho mbre. El f‌inancista;
un hombre p etiso, gordo, sin d ientes y ciertamen te
con una educación muy i ncipiente. Surge entonces
la idea del sorteo como solución benévola. Una bo l-
sa de cuero que debería co ntener una piedra roja,
la que signif‌icaba que la chica se desposaba con
el usurero, y otra piedra negra la que le permitía
al come rciante librarse de la de uda sin perde r a su
hija. Las piedras se lev antarían del sue lo y se depo-
sitarían d irectamente en la bo lsa de cuero.
La coba rdía del usu rero hizo que , ante el des cuido
del comerci ante, el pr imero colocara en la bo lsa
dos piedra s roj as, lo c ual l ogró advertirl o la da-
misel a. E l pl anteo entonce s es : ¿p uede la joven
delat ar lo sucedido ? Creemo s que no, e l usure ro
probab lemente s e ofender ía y su padre no podría
pagar, por lo que sería aj usticiado . El pro blema
técni camente no tien e soluc ión. Si vemos el dile -
ma fría mente, ten dríamos só lo dos alter nativas: la
prime ra soluci ón estar ía en q ue la jo ven se inmo-
lase, la segunda estaría dada por pe rmitir que el
usurero termine ajusticia ndo a su padre.
Este peq ueño cuento n os brinda una lección que a
simple vista podemos no verla . Sin embargo, que
raciona lmente un problema no tenga solu ción, no
signif‌ic a que sea impo sible hallarl e una salida i nte-
grando otros element os al proble ma. Veamo s: la
bella joven adv irtiendo el ardid de l usurero podría
cautiva rlo, convenc erlo que ell a como prin cipal in-
teresada en el mismo debería ser quien saq ue de
la bols a la piedra que decida su suerte y ar rebatar-
le el so rteo. Así, el la pod ría tom ar el control. En
el proceso, entre miradas suges tivas y sen suales,
coquete os propios de una dami sela, pod ría deci r:
“¡Oh... ! S e m e h a caído torpemente l a p iedrita
que saqu é. Bueno, no imp orta, nos f‌ijamo s en cuál
quedó e n la bolsa. S i es la roja, es porque he s aca-
do la n egra.”
La gr an conclusió n es que si dejamo s que lo s pro-
blemas sin solución técnica los resuelvan sólo l os
técnicos , muy probablemente no tendremos s olu-
ción. Las técnicas simplem ente sirve para o ptimizar
modelos, y los modelos como sabemos s e compo-
nen de experiencia s, realidade s, creencias, conoci-
mientos, y p or qué no, de fábulas . Bien puede el
usurario utilizar e legantes sal idas a prob lemas que
al parece r no las tiene n por medio de su criterio.
Es así pue s que el De recho C oncursal surge para
afront ar una dificult ad econ ómica q ue al parecer
no tiene u na sol ución. Sin emb argo, si opti miza-
mos re cursos p uede que hallemos una alter nativa
que resulte benefi ciosa para t odos l os inv olucra-
dos e n el proce so.
Dado que t oda obl igación genera un dere cho de
crédit o que permite al acre edor ex igir o reclamar
un co mportamie nto de ot ra person a (dar, hace r o
no ha cer algo ). Este derecho p uede hac erse efec -
tivo sobre el pa trimonio del deudor. E l probl ema
radic a cu ando el patrimo nio existente no se da
abast o. Es ahí dond e entra a talla r el Derecho
Concu rsal.
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1 Periodist a y escritora, trabajó en The New York Times. Profesora de periodismo en la Universidad de Columbia . Con su biografía de John
Forbes Nas h titulada “A Beautiful Mind”, publi cada en noviembre d e 2001, obtuvo el premio de l a Crítica y quedó f‌inali sta del Pulitzer
en el rubro de b iografías.
2 Schehereza de o Shahrazad es la n arradora del li bro de cuentos árabes “Las mil y una noches”. Cuenta la his toria q ue el sultán
Shahriar d esposaba un a virgen ca da día, y luego mandaba a decapit ar a la e sposa del día anterior. Tod o esto lo hacía en ven ganza,
pues encontró a su prim era esposa traicionán dolo. Ya había mandado a matar a tres mil muj eres cuando conoció a Sche herezade. Pese
a las protest as de su padre, Schehe rezade pasó volun tariamente una noc he con el rey. Una vez en las c ámaras reales, Sc heherezade le
pidió al sul tán el poder d ar un último adi ós a su amada he rmana, Dunyazad . Al acceder a s u pedido y enco ntrar a su herman a, como
secretame nte había planeado Scheh erezade, le comenzó a narra r un cuento durante toda la noch e. Mientras Scheherez ade narraba, el
rey permane ció despierto y también escu chó con asombro la primera histori a y al f‌inal le pidi ó otra, pero Sche herezade le dij o que ya
no había ti empo pues ya estaba amane ciendo, entonces él la perdon ó, pues la hist oria por venir parecía mucho más emocionante . Y
así el rey con servó a Schehe rezade viva mien tras que pedía con impaciencia el a nticipo de cada n ueva historia, has ta que, después de
mil y una noche s de diversas av enturas, y ya con tres hijos, no sólo el r ey había sido entret enido sino tambi én educado sabia mente en
moralidad y am abilidad por Sche herezade, que enton ces se convirtió e n su reina.

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