Justicia y Violencia

AutorAlexis Koc Menard
Páginas286-291
JUSTICIA
V
VIOLENCIA
ALEXIS
Koc
MENARD
Egresado
de
la
Especialidad
de
Filosofía
de
la
Facultad
de
Letras
y
Ciencias
Humanas
de
la
Pontificia
Universidad
Católica
del
Perú
Sumario:
1.
Realismo
político
2.
Pacifismo
3.
Tradición
de
la
guerra
justa
4.
Debate.
En
la
tradición
cristiano-occidental
son
tres
las
posiciones
sobre
la
relación
entre
violencia y justicia
que
han
logrado
cierto
protagonismo:
el
realismo
político,
el
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa.
Reconocer
la
preeminencia
de
estas
posiciones
no
implica
sostener
que
son
las
únicas
posibles
y
menos
aún
que
son
las
más
coherentes;
sólo
es
constatar
su
recurrencia
en
los
debates
clásicos
y
contemporáneos
sobre
violencia
y
moral.
El
realismo
hunde
sus
raíces
hasta
el
pensamiento
griego.
Algunas
modalidades
de
la
posición
realista
se
presentan
en
ciertos
pasajes
de
Las
Guerras
del
Peloponesode
Tucídides
así
como
en
la
argumentación
del
personaje
Trasímaco
en
La
República
de
Platón.
El
pacifismo,
por
su
parte,
no
disfrutó
de
mucho
protagonismo
antes
de
que
el
cristianismo
comenzara
a
dominar
la
cultura
occidental,
pero
a
partir
de
ese
momento
se
convirtió
en
una
posición
persistente,
si
bien
minoritaria,
no
sólo
dentro
del
mundo
cristiano
sino
también
fuera
de
él.
La
tradición
de
la
guerra
justa,
finalmente,
se
inicia
en
la
antigüedad
tardía,
con
los
trabajos
de
Agustín
de
Hipona,
pero
sus
primeras
formulaciones
sistemáticas
tendrían
que
esperar
aún
al
medioevo
1
El
realismo,
el
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa
se
entrelazan
en
una
serie
de
acuerdos
y
desacuerdos.
El
realismo
se
niega
a
interpretar
el
ejercicio
de
la
violencia
con
un
lenguaje
normativo.
El
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa
discrepan
con
el
realismo
en
este
punto,
pero
ahí
se
termina
su
acuerdo,
ya
que
difieren
entre
respecto
a
la
naturaleza
moral
de
la
práctica
de
la
violencia.
El
pacifismo
condena
todos
los
actos
violentos;
la
tradición
de
la
guerra
justa,
en
cambio,
aprueba
algunos
y
reprueba
otros.
El
realismo
político,
el
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa
se
embarcan
pues
en
dos
debates.
El
primer
debate
tiene
como
tema
la
pertinencia
de
una
explicación
normativa
de
la
violencia,
y
pregunta
lo
siguiente:
¿Es
posible
o
adecuado
hablar
de
las
acciones
violentas
con
un
vocabulario
moral?
Aquí
se
enfrentan
el
realismo
-que
responde
negativamente-,
y
el
pacifismo
junto
con
la
tradición
de
la
guerra
justa
-que
responden
de
modo
afirmativo.
El
segundo
debate,
por
su
parte,
indaga
sobre
la
mejor
aproximación
normativa
a
la
práctica
de
la
violencia.
Acá
no
participa
el
realismo,
y
se
enfrentan
únicamente
el
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa.
El
pacifismo
plantea
que
el
ejercicio
de
la
violencia
nunca
es
justo.
La
tradición
de
la
guerra
justa,
en
cambio,
argumenta
que
en
ocasiones
lo
es.
En
este
artículo,
me
embarcaré
en
el
segundo
debate,
intentando
inclinar
la
balanza
a
favor
de
la
tradición
de
la
guerra
justa.
Hacer
esto
significa
acoger
y
promover
la
idea
de
que
es
posible
y
sensato
RENGGER,
Nicholas.
On
the
Just
War
Tradition
in
the
twenty-first
century.
En:
lnternational
Affairs
2,
vol.
78,
abril
de
2002,
p.
354.
286~
interpretar
la
práctica
de
la
violencia
con
el
concepto
de
justicia,
y
que
por
lo
tanto
no
todos
los
actos
violentos
son
injustificados,
sino
que
por
lo
menos
algunos
pueden
contar
con
un
fundamento
moral.
Iniciaré
el
artículo
revisando
las
ideas
centrales
del
realismo
político,
y
resaltando
que
este
discurso
tiene
una
doble
dimensión:
descriptiva
y
prescriptiva.
Seguramente
este
análisis
parecerá
inoportuno,
ya
que
el
realismo
no
participa
en
el
segundo
debate,
que
es
el
tema
de
este
artículo.
Si
bien
esto
es
verdad,
considero
que
una
presentación
general
del
realismo
político
contribuirá
a
brindar
consistencia
y
claridad
a
mi
argumentación.
En
la
segunda
sección,
me
ocuparé
del
pacifismo,
y
expondré
el
modo
en
que
León
Tolstoy
emplea
los
principios
pacifistas
para
analizar
un
conflicto
armado
entre
un
gobierno
opresivo
y
un
grupo
revolucionario.
Luego,
en
la
tercera
sección,
examinaré
el
contenido
de
la
tradición
de
la
guerra
justa,
poniendo
énfasis
en
su
intento
de
imponer
obligaciones
morales
aún
en
tiempos
de
violencia
armada.
La
cuarta
sección,
finalmente,
será
mucho
más
extensa
que
cualquier
de
las
tres
anteriores
y,
además,
será
la
principal.
En
ella
me
sumergiré
en
el
debate
entre
el
pacifismo
y
la
tradición
de
la
guerra
justa,
y,
como
he
indicado
ya,
intentaré
favorecer
a
esta
última
doctrina.
1.
Realismo
político
El
realismo
político
ha
tenido,
tiene,
y
probablemente
continuará
teniendo,
un
papel
central
en
la
interpretación
occidental
de
la
esfera
política.
El
realismo
no
es
una
teoría
definida
por
un
conjunto
explícito
de
supuestos
y
proposiciones,
sino
una
orientación
general
hacia
la
política
nacional
e
internacional.
La
conexión
entre
el
realismo
político
y
las
teorías
de
las
relaciones
internacionales
ha
sido
especialmente
fuerte
en
el
siglo
veinte
2
En
lo
que
toca
a
la
violencia,
el
realismo
sostiene
que
es
inapropiado
explicarla
usando
un
vocabulario
moral.
Los
conceptos
de
bien
y
mal
no
se
adecuan
a
la
lógica
de
los
conflictos
armados.
Estas
confrontaciones
son
situaciones
extremas
en
donde
la
vida
humana
está
en
constante
peligro
y
la
civilización
se
retrae
a
sus
formas
primitivas.
Por
tanto,
los
principios
morales
no
son
lo
que
prevalece,
sino
los
sentimientos
impulsivos
como
el
miedo
a
una
muerte
violenta.
En
tiempos
de
violencia,
las
personas
hacen
lo
que
sea
necesario
para
protegerse
a
mismas
y a
los
suyos.
El
argumento
principal
del
realismo
político
está
ilustrado
en
el
proverbio
romano
lnter
arma
silent
leges
[En
tiempos
de
guerra,
la
ley
calla],
así
como
en
el
aforismo
popular
"todo
vale
en
la
guerra
y
el
amor"
3.
DONNELLY,
Jack.
Realism
and
international relations.
Cambridge:
Cambridge
University
Press,
2000,
pp.
1-6.
WALZER,
Michael. Jusi
and
Unjust
Wars.
New
York:
Basic
Books,
1977,
p.
3.
Foro
Jurídico

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