La izquierda ha muerto, !viva la izquierda! Una entrevista con Alberto Adrianzen.

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CargoPODER Y SOCIEDAD - Entrevista

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

¿Por qué en las últimas elecciones el humalismo ha generado un conflicto en la izquierda, en la medida en que algunos de sus miembros se fueron al humalismo y otros no?

Porque el humalismo es un fenómeno atípico en nuestra sociedad. No surge de la izquierda, entendida esta como partidos de izquierda, sino que es una expresión popular plebeya. Es un error pensar que el humalismo proviene de la izquierda. Podrá tener planteamientos que lo acercan a la izquierda, pero no viene de ella. Y eso muestra claramente la división que hay en estos momentos.

¿Se puede decir que el humalismo es el reciclaje de la izquierda aunque no venga de esa misma raíz?

No, creo que es el reciclaje de los electores que han votado por la izquierda, no el reciclaje de la izquierda. Son pocos los de la izquierda en el humalismo. Es también el reciclaje de cuadros intermedios de la izquierda en provincias que no han tenido ninguna figuración política como la tuvieron otros dirigentes izquierdistas. Es un fenómeno un poco extraño en la izquierda y eso ha generado desconfianza hacia ella, pero además es un fenómeno que expresa la fractura social de un mundo del cual tampoco es ya parte la izquierda, como lo fue en la década de 1970; de ese mundo popular que está hoy escindido en el país como consecuencia de la pobreza y de las exclusiones. El humalismo desorganiza el mundo más o menos organizado de un sector de izquierda que tiene más edad. También han tenido temores de que el humalismo genere conflictos, desórdenes sociales o que se pierda lo que se ha ganado en la sociedad: estabilidad económica, cierto nivel de crecimiento del país. Lo que estamos viendo son fenómenos en los que los sectores populares generan sus propias formas de representación. En Bolivia, Morales es un verdadero representante popular, más allá de la opinión que se tenga de él. Los sectores populares en Bolivia han omitido intermediaciones de partidos de izquierda que vienen de las clases medias.

Cuando salías en televisión durante la campaña electoral, personas como Jaime de Althaus te vinculaban con el humalismo o como crítico del establishment político neoliberal por cuestionar el sistema. ¿Cómo te sentías al respecto? ¿Estás más cerca de Humala que de Alan García o de Lourdes Flores?

(Ríe.) Yo me siento, casi por temperamento, más vinculado a la gente que propone cambios en el país, y creo que ni Lourdes Flores ni el APRA son capaces de hacer los cambios que el Perú requiere. No puedo negar mi simpatía por la gente que expresaba Humala. El humalismo ha demostrado que es muy feble, muy frágil y que ahí hay, o había, una posibilidad de crear una representación auténticamente popular de la gente que alguna vez, mal que bien, fue representada por una izquierda en los ochenta, que hoy necesita nuevamente una representación política y no la tiene. La izquierda ha entrado en una especie de espiral del silencio, como la llama José Nun. Ya no habla de temas que le disgustan a la derecha, a las élites, como explotación y lucha de clases, y hay que hablar de esas cosas.

¿Pero por qué expresado en un movimiento caótico como el humalismo?

Porque es una sociedad muy fragmentada.

¿Pero esta sociedad fragmentada necesita movimientos así de fragmentados también?

En una sociedad fragmentada la representación política es muy difícil, si defines una representación en función de intereses. En este país la gente no tiene, stricto sensu, intereses sobre los cuales tejer y armar la política. Tiene reclamos, furia, que es distinto.

¿Crees que en la década de 1980 la sociedad peruana en su conjunto estaba más inclinada a aceptar un gobierno de Alfonso Barrantes que ahora a aceptar uno de Ollanta Humala? ¿Por qué?

La izquierda tiene un problema: cómo hacer el tránsito de una izquierda revolucionaria a una izquierda reformista. Ese proceso comenzó en los ochenta con la izquierda, y Barrantes era una expresión policlasista: sacaba votos en el mundo popular y también en las clases medias. Era una coalición policlasista.

Como debe ser.

Y como han sido siempre los movimientos históricos en el país, como lo fue en cierto modo el APRA en su momento. Ese proceso de coaliciones policlasistas, debido a las fracturas sociales y a la pobreza masiva, casi no es posible. Tienes básicamente formas de expresión muy popular, sin coaliciones de clases medias, que es un poco lo que representa Humala. Humala expresa más nítidamente a este sector popular distante de las clases medias. ¿Y por qué ahora eso no es posible y sí lo fue en la década de 1980? Porque en los ochenta había sindicatos, había instituciones, es cierto que en crisis, pero había algo: había movimientos obreros organizados, la CGTP no era lo que es ahora, la CCP tampoco. En ese marco relativamente institucional, de clases más o menos organizadas, es posible pensar...

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