Introducción: la lectura moral y la premisa mayoritarista

AutorRonald Dworkin
Páginas7-47
7
Introducción:
LA LECTURA MORAL Y LA
PREMISA MAYORITARISTA*
CONFUSIÓN CONSTITUCIONAL
Los diferentes capítulos de este libro se publicaron en su momento de manera
separada, a lo largo de varios años de trabajo, y abordan una amplia gama de
asuntos constitucionales. Muchos de ellos fueron escritos en momentos de encen-
didos debates constitucionales. De hecho, el libro discute casi todos los asuntos de
relevancia constitucional de las últimas dos décadas, incluyendo el problema del
aborto, la acción armativa, la raza, la pornografía, la homosexualidad, la eutanasia
y la libertad de expresión. Algunos capítulos versan sobre decisiones particulares de
la Suprema Corte de los Estados Unidos, incluyendo la de Roe vs. Wade, en la que
* N. del T.: El presente capítulo introductorio ya ha sido traducido al castellano al menos en dos
ocasiones: la primera traducción corresponde a la excelente labor realizada por los profesores Paola
Bergallo y Marcelo Alegre (al respecto, véase el 6to capítulo del libro Democracia deliberativa y
derechos humanos, H. Hongju Koh y Ronald C. Slye, Gedisa, Barcelona: pp. 101-139) y la segunda
corresponde a la del profesor Juan Alberto Castañeda Méndez (hasta donde entiendo, la misma no
ha sido publicada). Aunque aquí he optado por reproducir con cierta delidad la primera de estas
traducciones, hay ciertas discrepancias terminológicas que hacen que una y otra no sean idénticas.
Además, la sección nal de esta introducción no guraba en el ensayo original de Dworkin publicado
por Gedisa, como así tampoco algunas acotaciones dispersas sobre el resto del libro que el propio
autor introdujo cuando revisó ese ensayo a los efectos de incluirlo aquí.
RONALD DWORKIN
8
la Corte reconoció por primera vez el derecho al aborto, el caso Cruzan, en el que
la Corte tuvo que considerar si las personas gozan de un derecho constitucional a
morir en determinadas circunstancias, y New York Times vs. Sullivan, en el que la
Corte cambió dramáticamente lo que la libertad de expresión signica en Estados
Unidos. Otros capítulos incluyen material más general. El capítulo 3, por ejemplo,
evalúa la acusación familiar de que muchos de los derechos constitucionales que
la Corte Suprema ha identicado en décadas recientes, como el derecho al aborto,
de ninguna manera estarían “enumerados” realmente en la Constitución, sino que
habrían sido inventados por los propios jueces.
El libro como un todo tiene un objetivo más pretencioso y general. Ilustra
una manera particular de leer y aplicar una constitución política, a la que llamo
la lectura moral. Muchas constituciones contemporáneas protegen los derechos
individuales en contra del gobierno en un lenguaje amplio y abstracto, como el de la
Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, instando al Congreso
a no dictar ley alguna que restrinja la “libertad de expresión”. La lectura moral
propone que todos nosotros —jueces, abogados y ciudadanos— interpretemos y
apliquemos estas cláusulas abstractas con la convicción de que invocan principios
morales sobre la decencia política y la justicia. La Primera Enmienda, por ejemplo,
reconoce un principio moral —que está mal que el gobierno censure o controle lo
que dicen o publican los ciudadanos— y lo incorpora al Derecho estadounidense.
De este modo, cuando surge alguna nueva controversia constitucional —acerca
de si, por ejemplo, la Primera Enmienda permite la sanción de leyes contra la
pornografía—, son las personas que forman sus opiniones quienes deben decidir
cuál es la mejor interpretación de un principio moral abstracto. Son ellas las que
deben decidir si el verdadero fundamento del principio moral que condena la
censura, tal como el mismo ha sido incorporado al Derecho estadounidense, se
extiende al caso de la pornografía.
La lectura moral, por lo tanto, incorpora la moralidad política al corazón del
Derecho constitucional1. Pero la moralidad política es inherentemente incierta y
controvertida, por lo que cualquier sistema de gobierno que haga de tales prin-
cipios una parte constitutiva de su Derecho habrá de decidir a quién le dará la
autoridad de interpretarlos y comprenderlos. En el sistema estadounidense, quienes
detentan esa autoridad son los jueces —en última instancia, los integrantes de la
Corte Suprema—, y, por lo tanto, la lectura moral de la Constitución, al decir
1 Algunas ramas de la teoría del Derecho, incluyendo la “Realista” y los movimientos de los Critical
Legal Studies de las décadas recientes, enfatizan el rol de la política por una razón escéptica: para
sugerir que si el Derecho depende de moralidad política, no puede reclamar verdad, validez o fuerza
“objetiva”. Rechazo esa armación escéptica, a la que he intentado responder en otro trabajo. Véase,
por ejemplo, Law’s Empire (Harvard University Press, 1986).
INTRODUCCIÓN: LA LECTURA MORAL Y LA PREMISA MAYORITARISTA
9
de sus críticos, consiste en otorgar a los jueces el poder absoluto de imponerle al
público sus propias convicciones morales. Intentaré explicar brevemente por qué
esa acusación tan fuerte es errónea. Sin embargo, primero debo dejar en claro
que, en la práctica, no hay nada de revolucionario acerca de la lectura moral. En
tanto los abogados y jueces estadounidenses siguen una estrategia coherente en
la interpretación de la Constitución, ya están utilizando la lectura moral, como
espero que este libro deje en claro.
Eso explica por qué tanto los juristas como los periodistas encuentran razona-
blemente sencillo clasicar a los jueces como “liberales” o “conservadores”: la mejor
explicación de las distintas pautas que informan sus decisiones puede hallarse en
las diferentes visiones de los valores morales centrales incorporados en el texto de
la Constitución. Naturalmente, los jueces con convicciones políticas conservadoras
harán una interpretación conservadora de los principios constitucionales, tal como
lo hicieron en los primeros años del siglo , cuando incorrectamente supusieron
que ciertos derechos sobre la propiedad y los contratos eran fundamentales para
la libertad. Los jueces con convicciones más liberales, naturalmente, interpretarán
aquellos principios de forma liberal, como lo hicieron en los idílicos tiempos de la
Corte Warren. La lectura moral no representa en sí misma ni una estrategia ni un
estatuto, sea liberal o conservador. Es cierto que, en décadas recientes, los jueces
liberales han declarado la inconstitucionalidad de una mayor cantidad de estatu-
tos o decretos que los jueces conservadores. Pero esto se debe a que los principios
políticos conservadores o bien favorecían, o bien no condenaban enérgicamente
las medidas que razonablemente podían ser cuestionadas con fundamento cons-
titucional durante esas décadas. Ha habido excepciones a esa generalización. Los
conservadores desaprueban fuertemente, sobre bases morales, los programas de
acción armativa descritos en el Capítulo 6, que les otorgan ciertas ventajas a los
postulantes provenientes de minorías para ingresar a la universidad o conseguir un
empleo, y los jueces conservadores no han dudado en ceñirse a su interpretación
de lo que la lectura moral requiere en tales casos2. Aquella lectura nos ayuda a
identicar y explicar no sólo estas pautas de gran escala, sino también diferencias
aún más sutiles en la interpretación constitucional que atraviesan la división con-
vencional entre liberales y conservadores. Los jueces conservadores que valoran
particularmente la libertad de expresión, o la consideran particularmente impor-
tante para la democracia, se muestran más proclives que otros conservadores a
extender la protección de la Primera Enmienda a actos de protesta política, incluso
para defender causas que ellos desprecian, tal como lo demuestra la decisión de la
Corte Suprema de proteger a quienes queman banderas3.
2 Adarand Constructors, Inc. vs. Pena, 155 S. Ct. 2097 (1995).
3 Texas vs. Johnson, 491 U.S 397 (1989).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR