II Concurso Nacional de Cuentos Jurídicos ?Fabellae Iuris'

AutorEsteban Poole Fuller
CargoAlumno de pregrado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú
Páginas523-527
523
Derecho & Sociedad
Asociación Civil
43
La Confesión
Esteban Poole Fuller*
Ganador del Primer Puesto en el
II Concurso Nacional de Cuentos Jurídicos ‘Fabellae Iuris’
Revista Derecho & Sociedad, N° 43 / pp. 523-524
A través de los barrotes de la celda, Inocencio
Caparachín contempla como el sol se une con
ese cielo metálico que se ltra por los muros de
la prisión. Así cuando el círculo rojo fenece en
el horizonte y pone n al festín de los colores
se dirige a su cama para continuar con el único
acto decente que se había enfocado en últimos
años: leer todos los libros que tenía la pequeña
biblioteca del presidio. Su compañero de celda,
contrariamente a lo que él se dedicaba, se
había acostumbrado a dormir plácidamente la
mayor parte del día. Este acto de evasión de su
compañero le daba la tranquilidad para leer y
recordar los pocos buenos momentos que había
vivido. Cuchillo, en cambio, no comprendía cómo
podía disfrutar su estancia en un lugar donde
todas las personas que le rodeaban maquinaban
un sinnúmero de estrategias para fugar.
—Todos quieres salir menos tú —le repetía
Cuchillo mientras releía los recortes de periódicos
que daban noticias de sus asesinatos.
—Recuerda que solo me falta treinta años
para salir —le respondía cuando escuchaba su
repetitivo reclamo.
El acto absurdo de sobrellevar su vida le había
otorgado la denominación de “el Sastrecillo” en
clara alusión a las lecturas de las obras de Jean
Paul Sartre. Esa voluntad sartreana ancada en
su pensamiento y en su accionar había llegado
al extremo de desestimar la benevolencia de
poder salir libre dentro de diez años por buena
conducta.
El juez pudo haberlo condenarlo a cadena
perpetua porque se llegó a la conclusión que el
asesinato había sido premeditado. La policía halló
rastros de sangre que venían desde la sala hasta
la cocina donde se consumó el crimen. “La había
golpeado hasta dejarla inconsciente para luego
destrozarle el cráneo con una piedra”. Pero ante lo
descrito debemos de tener otras consideraciones
de salvedad como que su esposa era calicada por
el vecindario como una mujer déspota y violenta.
“No hablaba con nadie ni salía a la calle”. “Solo se le
escuchaban sus gritos de regañamientos hacía él”.
“No sé cómo la soportaba”. Inocencio Caparachín
llevaba la peor vida que puede tener un marido
en una relación matrimonial. “Todos los sabíamos,
inclusive el juez que era su amigo y fue quien lo
sentenció”. “El mismo juez manifestó, un día antes
que leyera su sentencia, que tenía la intención de
ayudarlo pero ante su confesión solo le quedó la
elección de hacer cumplir la ley”. “Sé que desestimó
la estrategia que preparó el abogado que era
deslizar la idea que tenía problemas psiquiátricos.
Era su única posibilidad para salir absuelto pero
desistió”.
La mala reputación que tenía su mujer (los
testigos la calicaron de esa manera buscando
una reducción de la pena) fue una de las razones
para que el juez pensara en dictar una sentencia
benigna. La otra, la más importante, fue que
Inocencio Caparachín confesó el crimen antes que
empezaran las investigaciones. “Nadie sospechó
de mí hasta que confesé que yo le había partido
el cráneo” —se repetía—. “Nunca sospechamos de
él. Tenía una conducta intachable a diferencia de
su mujer”. “¡Qué nos hubiéramos imaginado que
todo lo había planeado!”.
¿Dónde estuvo en la noche del crimen? “Estuve
en el bar de “Don Lucho” en donde algunos
trabajadores del vecindario nos reunimos
para tomar unas cervezas y conversar sobre
cualquier tema”. “Estuvo hasta altas horas de la
noche conversando sobre las novelas policiales
(especialmente las de Dashiell Hammett) y la poca
inuencia que había tenido en Sudamérica. Un
tema repetitivo que nadie le da importancia y que
él insiste en discutirlo cada vez que llegaba al bar”.
“Cuando llegué a la escena del crimen y veriqué
el deceso de mi esposa, escuché la conversación
que mantenía el policía encargado del homicidio
y los detectives”:
* Alumno de pregrado de la Facultad de Derecho de la Ponticia Universidad Católica del Perú.

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