Guerra comercial y finanzas

Para entender cómo el enfriamiento de las relaciones entre Estados Unidos y China está cambiando los negocios globales, hay que ver el caso de Alibaba. La gigante de Internet es la empresa china más admirada y de mayor valor: US$ 400,000 millones. Durante los últimos cinco años también ha sido un híbrido en ambas superponencias, pues solo lista sus acciones en Nueva York; aunque, según Bloomberg, está pensando en lanzar una oferta pública inicial en Hong Kong por US$ 20,000 millones.

El trasfondo es el creciente riesgo de las medidas estadounidenses contra intereses chinos y el aumento de la influencia del mercado de capitales hongkónes. Listar en esa plaza sería una señal de que las empresas chinas están tomando un seguro para reducir su dependencia de las finanzas occidentales.

En el 2014, cuando Alibaba abrió su accionariado, el mundo se veía muy diferente. Aunque basada en China, de donde proviene el 91% de sus ventas, optó por listar en Nueva York porque se le permitía mantener su compleja estructura de votación. Su presidente y cofundador, Jack Ma, fue bien recibido por la alta sociedad de Manhattan por ser el tipo de capitalista liberal con quien los estadounidenses podían hacer negocios.

No es el único: otras 174 empresas chinas, con un valor de mercado total de US$ 394, 000 millones, tienen su principal listado en Estados Unidos, entre ellas las estrellas tecnológicas Baidu y JD.com. Pero como ha constatado Alibaba, la hospitalidad estadounidense ha disminuido. En enero del 2018, su afiliada Ant Financial fue bloqueada en su intento de adquirir MoneyGram, una competidora estadounidense, por motivos de seguridad nacional.

Y en noviembre, la aureola de Ma se desvaneció cuando se supo que, como muchos magnates chinos, es miembro del Partido Comunista.

Los mandamases de Silicon Valley rumoran que el negocio global de Alibaba es una amenaza para los intereses estadounidenses. Si la compañía invirtiese en startups, podría infringir una nueva ley que veta las compras extranjeras de "tecnología esencial". Aunque todavía no está bajo ataque, a diferencia de su compatriota Huawei, el ambiente es tenso.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China se ha extendido de los aranceles para abarcar la extradición legal, los capitales de riesgo y el sistema global de pagos en dólares. Por ello, es fácil entender que un listado en plazas estadounidenses podría volverse una vulnerabilidad. Por ejemplo, si China boicotease a Apple o Boeingm Estados...

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