La guerra del centavo (II)

Por Sandra BelaundeEditora de LimaLa reforma del transporte de la gestión Villarán, tal cual fue planteada, está en línea con lo que necesita Lima, según especialistas: priorizar el reordenamiento del transporte público por encima de grandes obras de infraestructura vial. Así también, la reforma es un plan de largo plazo que sobrepasa cuatro años de gestión. Sin embargo, la administración anterior no alcanzó todas las metas que se propuso. En este informe, seis preguntas que explican la ejecución de la reforma. 1Vialidad: ¿se logrARON invertir las prioridades?La reforma de la gestión Villarán se basó en optimizar el transporte público, no a través de construcción de infraestructura vial, sino de cambiar el modelo y de priorizar el transporte público sobre el privado. En esta línea fue que la gestión implementó el corredor azul y el Javier Prado y licitó otros tres corredores complementarios para cubrir 5 millones de viajes diarios, sin competencia. En cuanto al Metropolitano, durante la administración Villarán la demanda de pasajeros diarios aumentó de 220.000 a 680.000, así como la cantidad de buses en operación, según un informe de esa gestión. También se remodelaron o ampliaron diversas estaciones (Canaval y Moreyra, Canadá y Aramburú, entre otras) y se implementaron 18 rutas alimentadoras.Asimismo, la reforma proyectó la reducción de las 414 rutas, hoy en circulación, a 295 para cuando estén implementadas todas las rutas del Sistema Integrado de Transporte.En el caso de ciclovías, no se dieron avances en infraestructura. Según representantes de la gestión Villarán, la comuna no tuvo presupuesto para construir más kilómetros ni paraderos para bicicletas en los corredores del Metropolitano. Se refaccionaron cerca de la mitad de las ciclovías existentes (60 km).Lo que se implementó fue el programa Ciclodía, que ofrece un espacio exclusivo para bicicletas a lo largo de 6 km de la avenida Arequipa los domingos en la mañana. 2Normatividad: ¿para qué hubo mesas de diálogo?Reorganizar el transporte, es decir, pasar de un sistema afiliador a uno empresarial significa un giro de 180 grados: acabar con afiliadores comisionistas con autorización de rutas que cobran a los dueños de buses, a conductores y cobradores una comisión por el derecho de usar esa ruta. Para realizar el giro, la gestión Villarán organizó mesas técnicas de diálogo en las que participaron los representantes de los distintos grupos de interés involucrados en el transporte...

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