La gran empresa se propone ordenar el territorio regional.

CargoPODER Y SOCIEDAD

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

ESTO ES GUERRA POLÍTICA

El fenómeno de la violencia y de la corrupción en las regiones es reciente, y se ve con claridad en Áncash y Tumbes. En la costa, en todo el norte, la violencia y la extorsión son mucho mayores. En el sur hay mecanismos propios de la sociedad que controlan el fenómeno. La sociedad rechaza, identifica y trata de expulsar a la gente extraña. En Juliaca los capturan y los queman. Eso no se ve en el norte. Pero ahí está la paradoja, porque la concentración de la actividad ilegal está en el sur: contrabando, narcotráfico, producción de cocaína, minería ilegal. Lo último que desea el ilegal es atraer la atención mediante la violencia.

La trampa ideológica, con claros propósitos políticos, es atribuirle a la descentralización procesos que son de más larga data. Si uno compara el número de muertos, secuestros, robos, entre otros, de Lima frente a las regiones, Lima gana largamente. Tenemos un gobierno nacional exánime a los dos años y medio de gestión, un ciclo de crecimiento bastante largo y absolutamente desordenado, una crisis de institucionalidad muy profunda que se hace evidente en los territorios regionales como resultado, precisamente, del no funcionamiento de esa institucionalidad.

Es fácil percibir que no hay Estado, un crecimiento económico enorme, una sociedad que está viviendo una transición; las viejas organizaciones desaparecen y no surgen nuevas. El "todo vale" es el discurso de diversos sectores. No hay una malla pública que permita ordenar este juego. Eso viene de antes, pero el actual gobierno ha sido particularmente incompetente e indolente para enfrentar este asunto político. La gran transformación se convirtió en la hoja de ruta y la hoja de ruta, en la gran continuidad. Y la gran continuidad hoy ya no funciona porque las cosas no se mueven en piloto automático y se va frenando el crecimiento. La crisis del Estado afecta la velocidad del modelo.

FLASH

Hay construcción, hay infraestructura, hay inversión, alguna población se lumpeniza y se pone al servicio de los grandes empresarios para destruir sindicatos. Numerosas empresas, para bajar costos, usan a esta población para enfrentar a los sindicatos oficiales de construcción civil. Mucha gente de esos sindicatos se mete en las mafias. La policía está involucrada en las peleas de construcción civil. Funciona al lado de la empresa, como mafia que extorsiona. Tanto dinero en sociedades desiguales genera procesos de violencia. Estas mafias son redes. En Piura, el delincuente Cruz tenía como socio al jefe de la policía, y la mujer de este policía era una jueza. En este caso no encontramos al Gobierno Regional, por ejemplo.

LO NACIONAL, LO REGIONAL Y LAS FUERZAS OCULTAS

Hay poderes ocultos que quieren generar una corriente contraria a la descentralización. No entra en debate la corrupción de la policía y su casi disolución. La alternativa extrema es crear condiciones para que ingrese el ejército a poner orden.

Hay dos hipótesis al respecto: que hay algo estructurado dirigiendo este caos violento; y otra que plantea que, en realidad, es un desmadre en el que varios grupos juegan distintos papeles y se mueven por lógicas primarias. Llama la atención la mirada de Jaime de Althaus: el territorio y la ley, todo se va a arreglar con la gran minería. El gran problema es que en muchos territorios no hay una gran minería que ordene lo que está alrededor.

La descentralización, sin duda, sí se convierte en una especie de traba para las empresas y las obliga a discutir determinadas cosas en ese juego. Es un actor que interviene en el territorio y que no deja sueltas a las empresas, las que se ven forzadas a negociar. También obliga a negociar a los poderes económicos que invierten en el territorio y distorsiona la lógica libre que estos pretenden imponer.

Algo que ocurre desde los noventa es que se deja mucho espacio a la desregulación; el Estado abandona su rol, existe una institución pública muy débil y actores empresariales muy poderosos en los territorios donde se encuentran. Mientras haya más empresa, más dinero y más canon habrá más conflicto en algunos lugares, pero en otros no. En Arequipa, por ejemplo, hay mucha empresa, pero los conflictos son mejor administrados. En Piura ocurre algo similar. Allí hay una malla de actores que están pensando la región y esto se debe a la existencia de universidades y una clase media activas. En Arequipa, la mayor parte de la...

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