Entre el fusil y la pluma

Por Carmen Mcevoy. HistoriadoraEn una entrevista concedida al diario ?El País? que causó cierto fastidio, especialmente entre los miembros de la izquierda peruana, el presidente Ollanta Humala señaló al republicanismo como una de las tradiciones que sustentaban su pensamiento político. Días después, en un artículo, el historiador Antonio Zapata subrayó ?entre otras cosas? la necesidad de una refundación republicana de cara al bicentenario de la independencia. Lo que sorprende es que desde orillas opuestas, tanto un intelectual formado en el trotskismo y un militar, antes revolucionario y hoy convertido a la causa del pragmatismo económico, reclamen con similar entusiasmo el legado republicano. Para explicar esta paradoja, es necesario recordar algunas de las cepas republicanas, además, de los múltiples significados que, desde sus orígenes, guardó el concepto ?república?. Desde el inicio de un debate inaugurado antes de la independencia, la República Peruana fue concebida como un espacio donde debían concretarse los sueños de adelanto material y de orden político. La República Peruana fue, también, asociada a una ética de vida y a la defensa de valores muy concretos. Así, es posible identificar el esfuerzo por construir un Estado moderno y eficiente junto al deseo de forjar una república de ciudadanos virtuosos.La primera generación de republicanos se propuso defender a la sociedad civil. Cualquier decisión sobre el futuro del Perú debía contar con la aprobación de una ciudadanía informada de sus derechos. Así, la esfera pública, en especial la prensa, se convierte en espacio de socialización y diseminación de potentes conceptos, entre ellos la libertad, la ciudadanía e incluso la justicia y el bienestar para todos...

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