Fragmentación con desarticulación

Por paulaMuñoz Chirinos

La participación política en elecciones regionales y municipales en el Perú es intensa. Cada cuatro años, miles de candidatos aspiran a ganar un puesto de representación popular. Según el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), para los comicios de este año se han presentado en total 14.532 listas, involucrando a 113.469 candidatos. Usualmente, esta sobreoferta se traduce en fragmentación electoral: dado el gran número de contendientes, los votos se dispersan alrededor de un número alto de listas/candidatos.Pero no solamente tenemos un número elevado de listas en contienda sino que la mayoría de estas (movimientos regionales y partidos nacionales por igual) no son en la práctica organizaciones políticas estables sino alianzas temporales entre independientes que se juntan con la finalidad de sumar recursos financieros, logísticos y reputacionales para beneficiarse del efecto de arrastre de competir juntos. Esta precariedad hace que normalmente las alianzas se disuelvan una vez concluida la elección. Entonces, el sistema político está más desarticulado de lo que las cifras de fragmentación electoral nos harían pensar. Si un movimiento regional gana el gobierno de la región y un determinado número de municipalidades en un departamento, no significa que tengamos un colectivo gobernando e instituciones trabajando coordinadamente.Existe una serie de razones por las que esta situación debe preocuparnos. Primero, la fragmentación acompañada de desarticulación política impulsa el cortoplacismo en los representantes elegidos. Se trata de individuos pensando principalmente en intereses personales/particularistas que no tienen una organización con un proyecto colectivo que los fuerce a pensar en el mediano plazo. Este cortoplacismo dificulta construir e implementar agendas políticas centradas en beneficios colectivos o futuros (como puede ser la implementación de una reforma o política pública que no traerá resultados inmediatos sino cuyos frutos se cosecharán en el mediano y largo plazo). Los políticos cortoplacistas prefieren dirigir sus esfuerzos hacia la construcción de obras pequeñas que generan beneficios visibles rápidamente, o de propuestas efectistas o populistas, antes que embarcase en procesos de reforma y fortalecimiento institucional para luchar contra la corrupción, por ejemplo.Por otro lado, con tantos políticos cortoplacistas y...

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