?Enmendar para avanzar?

Por CarmenMcEvoyCon la frase que titula esta columna, acompañada de una alusión directa a los cuatro años que aún le faltan completar a la administración de Kuczynski, Keiko Fujimori saludó la llegada del Gabinete Aráoz. Las palabras de una lideresa más bien parca y cuyo poder se ejerce tras bambalinas realmente sorprenden. Porque si bien es cierto, muchos perciben con inocultable desencanto el aparente viraje conservador del actual gobierno, las palabras hasta cierto punto sensatas de la cabeza de Fuerza Popular no obtuvieron el impacto deseado. En efecto, ellas fueron rápidamente borradas de la memoria colectiva más preocupada por huracanes, terremotos e incluso amenazas de ataques nucleares, que por una política doméstica que ?desde hace un buen tiempo? vive colgada de una cornisa. Por otro lado, cuando se pensaba que la enmienda (?corrección de un error o un defecto?) y la visión de futuro anunciaban una normalización (obviamente mínima) de la actividad política, un congresista naranja señaló que Fujimori Higuchi trabajaba 18 horas mientras el presidente mataba el tiempo en el gimnasio. Más aun, las energías acumuladas por un indiscriminado uso del poder, se volcaron al frente interno en el que exaltados keikistas recordaron los años mozos del díscolo Kenji y su relación con su mascota, lo que despertó la molestia de Fujimori padre. Lo que cabría preguntarse, utilizando la marketera frase de la lideresa de Fuerza Popular, es si es posible avanzar sin enmendar. En uno de sus últimos artículos, Carlos Meléndez sugiere que la respuesta es afirmativa. Ello porque la racionalidad fujimorista, que en sus palabras prioriza la representación a la gobernabilidad, no carga ni una gota de anestesia en las alforjas. ?En ese sentido ?elabora Meléndez?, la lectura de la situación política por parte del fujimorismo pasa por el fondo cruel antes que por las formas amables?. El sustento de este escenario de confrontación permanente es la palpable realidad de un gobierno impopular al que, básicamente, no hay que darle tregua. Es probable que el escenario definido por el Gabinete Aráoz, cargado de gestos y llamados a la civilidad y a la enmienda, lleve a Meléndez a matizar su mirada un tanto sesgada de la política peruana. Donde, como señala Mirko Lauer, cada coyuntura genera un abanico de posibilidades y reacomodamientos a veces imprevisibles hasta para la inteligencia más entrenada en estas lides. ?La política peruana es un laberinto capaz de confundir...

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