Economía global: crisis y lecciones

Mientras la economía norteamericana parece alejarse del fantasma de la recesión, la Unión Europea es amenazada seriamente por ella, pareciendo configurar una especie de contagio que, esperamos, no continúe extendiéndose. A todo ello se suma un brote inflacionario que añade más incertidumbre a un entorno internacional cuyas perspectivas parecen cambiar de tono cada día.

Estados Unidos: el dilema de la FED

La información estadística de fines de julio daba cuenta de una esperanzadora recuperación de la economía norteamericana. En el segundo trimestre del año, el PBI había crecido en 1.9% para un periodo en el que se esperaba una recesión de 0.2%.

La Reserva Federal tomaba con optimismo este resultado, con la sensación de haber concluido su tarea de capear la crisis inmobiliaria evitando con éxito una recesión técnicamente definida como dos trimestres sucesivos con tasas de crecimiento negativas.

Se esperaba que la FED se ocupara ahora de la inflación, un problema básico ligado estrechamente al ámbito de sus responsabilidades, pero que habría sido ubicado en un segundo plano respecto al objetivo prioritario de reactivar la actividad productiva. Los que correspondía hacer ahora era elevar la tasa de interés de referencia, que se mantenía en un bajo nivel del 2%; mas aun si la tasa de inflación se elevó al 5%.

Pocos días después, la FED se ve obligada a continuar con su política de bajas tasas de interés e inyección de liquidez debido a los malos resultados obtenidos por importantes operadores financieros como IndyMac, Fanie Mac y Freddie Mac. La lectura de estos últimos acontecimientos es que el fantasma de la crisis inmobiliaria todavía sigue presente, colocando a la FED en medio de un dilema sobre la prioridad de su política: recesión o inflación.

Lo dramático de al situación americana es que, apuntar las baterías hacia la inflación significaría incrementar el riesgo de la recesión.

(Fotografía en Documento Pdf)

La Unión Europea: las reformas pendientes

Los recientes indicadores económicos de la Unión Europea parecen señalar que el ojo de la tormenta cambia de continente. Inicialmente, el fenómeno era interpretado como un leve contagio de la crisis inmobiliaria que afecto a Irlanda, Reino Unido y España; pero todo indica que el problema tiene una mayor profundidad y extensión. Por lo pronto...

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