Desacoplamiento en la argumentación

AutorCristián Santibáñez
Páginas211-226
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Desacoplamiento en la argumentación
7.1. INTRODUCCIÓN
Ésta, es una de aquellas preocupaciones que está presente en varios
acercamientos, autores y tradiciones. Por ejemplo, y para recordar textos
fundacionales de la teoría argumentativa del siglo XX, Hamblin (1970) no
está fuera de este grupo. Me reero al hecho argumentativo de que un ele-
mento, llamémosle ahora como se estime —razón, dato, premisa, garante,
conclusión, punto de vista o argumento—70, forma parte de una estructura
inferencial con cierta posición inicial, luego en otra con una función dis-
tinta, y luego en otra más con un papel diferente respecto de las estructuras
precedentes en las que participó. A veces los autores hablan de que un gran
argumento —complejo, como diría Hamblin— está compuesto por varios
70 Tanto los términos como los vínculos entre los términos, varían de acuerdo con
el tipo de teoría o referencia; así por ejemplo, tenemos la relación razón-punto de
vista en la pragmadialéctica, dato-pretensión en el esquema toulminiano, endoxón-
dato-principio-conclusión en el acercamiento de la escuela de Lugano, etc. Incluso
desde un ángulo de la losofía de la acción hay matices interesantes, como se
observa en la propuesta de Korsgaard (2017) cuando habla de razones sustantivas,
en vínculo con la facultad de la razón y los principios de la racionalidad que tales
razones sustantivas movilizan. Es cierto, se debe tener cuidado respecto de mezclar
inadvertidamente elementos de una estructura (datos o razones) con la estructura
en vínculo (el argumento compuesto por razón-punto de vista).
CRISTIÁN SANTIBÁÑEZ
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simples; en otras tradiciones o disciplinas, como en el razonamiento legal,
este hecho les ha permitido hablar de una gura: el sorites.
Veámoslo de forma simple, inicialmente, a través de la idea de sorites.
El sorites consiste en una serie de proposiciones encadenadas de tal modo
que el predicado de la primera se constituye en sujeto de la segunda, el
predicado de la segunda en sujeto de la tercera, etc., hasta que el proceso
discursivo alcanza un punto (conclusión) en el que se juntan el sujeto de la
primera proposición con el predicado de la última: A es B, B es C, C es D,
D es E, luego A es E. Ejemplo: los infanticidas son criminales despiadados;
los criminales despiadados son peligrosos enemigos de la sociedad; los ene-
migos de la sociedad deben ser sancionados drásticamente; las sanciones
drásticas deben ser ejemplares; el castigo ejemplar por excelencia es la pena
capital; luego los infanticidas deben ser ejemplarmente castigados con la
pena máxima.
Enfrentados a este singular fenómeno plasmado en nuestra práctica
argumental, mi pregunta en este capítulo se puede frasear como sigue: ¿De
qué manera este hecho estructural de la inferencia y la práctica argumentativa
representa, proyecta, es espejo de, un fenómeno cognitivo y evolutivo de
fondo? Respondiendo esto se ayuda a explicar también, creo, el acercamiento
de Sterelny (2003) al problema de la comunicación translúcida. Habíamos
expuesto en la primera parte del libro, literalmente, que si es el caso que
nuestra capacidad mental se alza como el sistema de control que, análoga-
mente, otras especies tienen para responder estratégicamente al ambiente
que maniesta contigencias de todo tipo, entonces el cerebro-mente humano
desarrolló una plasticidad cognitiva no menor.
Según Sterelny (2003), los organismos evolucionaron equipados con
sistemas de control para efectos de supervivencia en un ambiente altamente
competitivo. Estos sistemas de control se presentan de la forma más rudi-
mentaria como sistemas de detección (de fuentes de alimentación, señas de
amenaza, etc.) que pueden, con cierto grado de conanza, generar comporta-
mientos adaptativos en ambientes transparentes (a pesar de las contigencias).
Dicho de otra forma, en ambientes transparentes cuyas contingencias no
hacen variar las señas de manera brusca o signicativa, donde el sistema de
detección lee (correctamente) el entorno para generar el comportamiento
adecuado, la exigencia es menor. Pero en ambientes translúcidos, esto es,
aquellos en que una señal puede tener más de un valor y para cuyo efecto

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