Contratos informáticos y contratos por medios informáticos

AutorClaudia R. Brizzio
Cargo del AutorAbogada por la Universidad Nacional Mar del Plata, Argentina
Páginas81-112
81CONTRATACIÓN CONTEMPORÁNEA
I. DESLINDE TEMÁTICO
1. Contratación electrónica y contratación informática. Antes
que todo, es menester realizar precisiones conceptuales que
conducen al deslinde temático entre las dos cuestiones centrales de
este trabajo: la contratación electrónica, por una parte, y la contrata-
ción informática, por la otra.
Se denomina contratación electrónica, o por medios informáti-
cos, a la que se realiza mediante la utilización de algún elemento
electrónico, con influencia decisiva, real y directa sobre la formación
de la voluntad, el desenvolvimiento, o la interpretación de un acuer-
do.1 Desde una óptica amplia, son “todos los [contratos] que se
celebran por medios electrónicos o telemáticos”. Desde una óptica
más restringida, se consideran “solamente aquellos contratos que se
celebran mediante EDI, esto es, la transmisión electrónica de datos de
ordenador a ordenador”.2 Con relación al comercio electrónico, las
cifras y las predicciones manejadas en la Cumbre Mundial de las Co-
Sumario:
I. Deslinde temático.– II. Contratación electrónica o por medios informáticos.–
III. Contratos informáticos
1. DAVARA RODRÍGUEZ, M. A., Manual de Derecho Informático, Pamplona, 1997, p. 165.
2. VATTIER FUENZALIDA, C., “En torno a los contratos electrónicos”, en Revista General de
Legislación y Jurisprudencia, Madrid, III época, N.° 1, enero-febrero de 1999, p. 78 y 79.
82 INSTITUCIONES DE DERECHO PRIVADO
municaciones –que se llevó a cabo en Ginebra en noviembre de 1999–
denotan una perspectiva de crecimiento espectacular: se estima que
las transacciones económicas a través de Internet llegarán a 3,2 billo-
nes de dólares en el año 2003, y se prevé que en el año 2010 la mitad
de las compras minoristas se harán en la red; en ese mercado se reali-
zan actualmente transacciones por 170. 000 millones de dólares
anuales, que llegarán a 390. 000 millones de dólares en el año 2000, a
970. 000 millones en el año 2001, a 2 billones en el año 2002, y a 3,2
billones en el año 2003.
Se entiende por contrato informático al que tiene por objeto bie-
nes o servicios informáticos. Se consideran bienes informáticos a los
elementos materiales que componen el hardware, su unidad de proce-
samiento, los periféricos, y todos los otros equipos que componen el
soporte físico del elemento informático, así como los bienes inmateria-
les, que proporcionan las órdenes, los datos, los procedimientos y las
instrucciones en el tratamiento automático de información, cuyo con-
junto constituye el soporte lógico del elemento informático. A su vez,
se entiende por servicios informáticos a los que sirven de apoyo a la
informática: el diseño, el análisis y el mantenimiento del sistema.3
II. CONTRATACIÓN ELECTRÓNICA O POR MEDIOS INFOR-
MÁTICOS
2. La escritura. Hablar de la contratación electrónica, o por
medios informáticos, refiere necesariamente a la historia de la escritu-
ra, que es el modo de registrar las palabras como expresión externa
del pensamiento en un universo de objetos, de formas y de solemni-
dades que actúan como soporte y están dotados de algún sentido
simbólico.
La escritura es una herramienta cultural de primera magnitud,
porque utiliza códigos que pueden ser desentrañados sin la presencia
física de quien escribe. La evolución del homo sapiens dio un gran salto
cualitativo cuando pudo fijar su pensamiento mediante ella, de algu-
na manera, y en algún soporte.
Hasta el año 3200 antes de Cristo, en Egipto se usó la escritura
logográfica en la que eran utilizados signos pictóricos para represen-
3. Cfr. DAVARA RODRÍGUEZ, M. A., Manual de Derecho Informático, cit., p. 192.
83CONTRATACIÓN CONTEMPORÁNEA
tar palabras: el disco con un punto interior significaba la palabra “sol”,
un brazo con algo en la mano significaba el verbo “dar”. Por enton-
ces, en el Período Predinástico, y quizá por influencia sumeria, los
logogramas fueron reemplazados por fonogramas, que reproducían
sonidos concretos de la lengua. Desde ese Período Predinástico hasta
el siglo IV después de Cristo fueron usados varios sistemas de escritu-
ras. La escritura jeroglífica, o “escritura de los grabados sagrados”, o
“escritura de las palabras de los dioses”, atribuida a un invento del
dios Thot, que fue empleada para escribir sobre las paredes de tem-
plos, palacios y tumbas. La escritura hierática, o “sacerdotal”, que
derivó de aquélla y utilizó papiros, cerámica, telas y madera. La escri-
tura demótica, o “popular”, que fue utilizada para documentos, y
consistía en una forma abreviada de la escritura hierática; en la época
de Ptolomeo se extendió a los documentos de la vida cotidiana.
En los primeros siglos de Roma, el uso de la escritura estuvo
circunscripto al cuerpo sacerdotal y a los grupos gentilicios, que eran
los depositarios de los conocimientos fundamentales de la comuni-
dad, entre ellos el sacramental y el jurídico. Se escribía en libros lintei
(de tela de lino) y en tabulae (tablas), cuya lectura estaba restringida a
círculos altos de la sociedad. En el siglo II antes de Cristo, Catón el
Censor escribió en tablillas, y en ellas compuso su Historia de Roma,
para que su hijo pudiera aprovechar la experiencia del pasado. De
ese tiempo son los Libros de Numa, que fueron escritos en rollos de
papiro envueltos en hojas de cedro. Los romanos también solían lle-
var cuadernos con anotaciones personales, incluidas sus deudas y sus
créditos.
En este panorama evolutivo, a vista de pájaro, es apropiado re-
cordar una historia que concierne a San Agustín, a propósito de una
historia popular en la Edad Media.4 A comienzos del siglo XVI, la
Corporación de San Giorgio degli Schiavoni de Venecia encargó al
artista Vittore Carpaccio que pintara una serie de escenas de la vida
de San Jerónimo. Pero la última de esas escenas pintadas por Carpac-
cio no es un retrato de San Jerónimo sino de San Agustín, de quien se
decía que se había sentado a su escritorio para escribirle a San Jeróni-
mo y pedirle su opinión sobre el tema de la beatitud eterna, cuando la
habitación se llenó de luz y oyó una voz que le anunciaba que el espí-
ritu de San Jerónimo había ascendido a los cielos. Carpaccio ubicó a
4. Ver KNOPF, A. A., Into The Looking Glass Wood, Canadá, 1998.

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