Cien años de poder

El 01 de julio, el Partido Comunista de China (PCCh) cumple 100 años. En todo ese tiempo, se ha llamado a sí mismo "grandioso, glorioso y correcto", y tiene motivos para alardear. Ha sobrevivido más de lo que muchos críticos predijeron y parece estarle yendo muy bien.

Cuando la Unión Soviética implosionó en 1991, muchos expertos creyeron que le seguiría la otra gran potencia comunista.

El PCCH ha gobernado China por 72 años sin mandatos electoral.

No es un récord, lo superan los regímenes de la extinta URSS y de Corea del Norte. Pero ninguna otra dictadura pudo pasar de una hambruna devastadora a ser la segunda economía del mundo, cuya tecnología e infraestructura de avanzada pone en ridículo a los destartalados puentes y carreteras estadounidenses. El partido ha podido mantenerse por tres motivos.

El primero es la crueldad. Aunque titubeó al principio, aplastó las protestas en la Plaza de Tiananmén en 1989. Los líderes chinos no muestran señales de tener dudas sobre la masacre, al contrario, el presidente Xi Jinping lamenta que la Unión Soviética colapsó porque sus líderes "no fueron los suficientemente hombres para resistir" en el momento crucial. Léase: no tuvieron agallas para matar manifestantes.

El segundo es la agilidad ideológica. Un par de años después de la muerte de Mao Zedong (en 1976), el nuevo líder, Deng Xiaoping, comenzó a desactivar las "comunas populares", y dejó que las fuerzas del mercado actúen en el campo. La producción se disparó. A raíz de Tiananmén y la caída de la Unión Soviética, Deng se deshizo de maoísta intransigente y abrazó el capitalismo con mayor fervor. Esto condujo al cierre de muchas empresas estatales y la privatización del sector habitacional. Millones fueron despedidos, pero China prosperó.

Con Xi, el PCCh ha optado por enfocarse en la ortodoxia ideológica.

Sus predecesores permitieron cierto disenso, peor él lo ha pisoteado. De nuevo se alaba a Mao y los mandos del partido beben del "pensamiento Xi Jinping". Ha habido purgas en la burocracia, fuerzas armadas y policía, y las grandes empresas están siendo alineadas. Xi también ha creado una red de espías vecinales e infiltrado gente en las empresas privadas para vigilarlas. Desde la era de Mao, la sociedad china no había estado tan estrechamente controlada.

El tercer motivo del éxito del PCCh es que China no se convirtió en una cleptocracia donde la riqueza sea exclusiva de los bien relacionados con el poder. La corrupción es rampante, pero mucha...

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