Camino a una guerra comercial

AutorPaul Krugman
CargoPremio Nobel de Economía 2008

Tras el desarrollo de las redes sociales y el incremento en las comunicaciones, el mundo le plantea un nuevo reto al sector privado: ser verdaderos agentes de cambio. Hoy, solo uno de cada dos personas confía en las empresas (52% de la población mundial, según el Barómet

“Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”. Eso fue lo que declaró Donald Trump hace unas semanas, después de anunciar aranceles al acero y el aluminio. En realidad, las guerras comerciales rara vez son buenas y no es nada fácil ganarlas… en especial, si uno no tiene idea de lo que está haciendo. Y esta gente no sabe lo que está haciendo.

En cierto modo es algo raro. Después de todo, el comercio es claramente una cuestión que verdaderamente le apasiona a Trump. Trató de acabar con la reforma al sistema de salud público, Obamacare, pero sin duda su principal preocupación era opacar el legado de su predecesor. Quería un recorte fiscal, pero más para anotarse una victoria que porque le importara lo que este incluyera. Sin embargo, reducir el déficit comercial ha sido una obsesión ya añeja de Trump, así que uno podría esperar que aprendiera algo sobre cómo funciona el comercio, o por lo menos que se rodeara de gente que entiende el tema.

Sin embargo, no lo ha hecho y lo que él no sabe puede dañarnos, y lo hará.

En el caso del acero, esto fue lo que ocurrió: primero, vino el llamativo anuncio de los grandes aranceles, aparentemente en nombre de la seguridad nacional, que enfureció a los aliados estadounidenses, que son la principal fuente de nuestras importaciones de acero. Luego vino algo que parece ser la marcha atrás: el gobierno exentó a Canadá, México, la Unión Europea y a otros países de la aplicación de esos aranceles.

¿Esta marcha atrás fue una reacción a las amenazas de represalias o el gobierno no se dio cuenta desde el principio de que los aranceles golpearían principalmente a los aliados de Estados Unidos? Sin importar qué haya sido, puede que Trump haya terminado con lo peor de los dos mundos: hacer enojar a países que deberían ser nuestros amigos y hacerse de una reputación como aliado y socio comercial que no es de fiar, sin siquiera hacer gran cosa por la industria que supuestamente estaba tratando de ayudar.

Ahora está por estrenarse Trumpcomercio II, el síndrome de China. El gobierno estadounidense anunció el 20 de marzo que impondría aranceles a varios productos chinos y que los detalles respectivos se darían a conocer posteriormente. ¿Cómo...

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